Perspectiva de género y baloncesto
La columna de 1993 de María “Cusa” Rivera en el semanario Claridad
Cuando la exbaloncelista Carla Cortijo se expresó en respuesta a un comentario machista que recibió en una de sus redes sociales cibernéticas el pasado mes, inevitablemente pensé en aquellas atletas que, antes que ella, tuvieron que igualmente librar batallas en favor de la equidad de género dentro del deporte puertorriqueño.“A todas esas niñas que pueden toparse con comentarios como estos, sepan que podemos utilizar este calzado para jugar baloncesto y que usarlo fuera de la cancha también es correcto. Porque es nuestra decisión y porque el tenis no tienen género”, declaró Cortijo en reacción al comentario de un hombre que cuestionó que una mujer utilizara y posara con las tenis de la marca “Air Jordan”, las cuales, según él, no son un calzado femenino.
La respuesta de Cortijo en favor de la participación de la mujer en el baloncesto y del derecho a elegir me recordó las reflexiones puntuales que la exintegrante de la Selección Nacional de Puerto Rico y estelar canastera, María “Cusa” Rivera, realizó en décadas pasadas en el semanario Claridad.
Era el año 1993, y mientras el resto de la afición deportiva puertorriqueña pensaba en los venideros Juegos Centroamericanos y del Caribe que se celebrarían en Ponce a partir de noviembre, Rivera combinaba sus entrenamientos atléticos con algunas comparecencias públicas en las cuales defendía la inclusión y respeto hacia las mujeres que jugaban baloncesto. Luego de que en la década anterior la exatleta plasmara algunos de sus reclamos en una entrevista para Claridad que le realizó el fenecido periodista Elliott Castro, en mayo de 1993 la estelar canastera puertorriqueña escribió en el mismo medio de prensa una valiosa columna que anticipó algunos de los debates que en la actualidad se dan como parte de las reflexiones sobre deporte, género y sociedad.
“A la mujer que juega baloncesto se le mira por encima del hombro, aun cuando sea [la] mejor jugadora del país. Continuamente a la mujer que juega se le hostiga a través de obstáculos que han hecho a muchas alejarse del baloncesto”, argumentó Rivera en su columna “El baloncesto y un poco de mí”.
Las posiciones en favor de la equidad deportiva promovidas por Rivera formaron parte de su proyecto de vida. Como integrante de la Selección Nacional de Puerto Rico, la jugadora fue discriminada por el entonces presidente del Comité Olímpico de Puerto Rico, Germán Riekhehoff Sampayo, por razón de su orientación sexual y por ser mujer en el baloncesto, según ha admitido la propia Rivera en varias entrevistas. Ante estas vicisitudes vividas durante su carrera deportiva, el vínculo de la excanastera con Claridad fue uno solidario. Según establece la historiadora del deporte Delia Lizardi Ortiz, durante la década de los setenta los periodistas Carlos Uriarte y Elliott Castro publicaron para este medio varios reportajes sobre la mujer deportista.
“La mayoría de las personas comparan la selección masculina y la femenina de baloncesto. Me tomaré la libertad de mencionar un hecho que las personas no toman en cuenta cuando comparan ambas selecciones. El apoyo periodístico es muy pobre y en ocasiones cuando es visible la información es incorrecta. En esas circunstancias es cuando más injusto se es con las muchachas que practican el deporte”, añadió Rivera en la misma columna, publicada en la edición de Claridad del 28 de mayo al 3 de junio de 1993.
La visibilidad que Claridad le otorgó a la mujer deportista a través de las entrevistas, reportajes y columnas de opinión contrastaba con la cobertura que los principales periódicos comerciales de Puerto Rico hacían sobre la participación de la mujer en el baloncesto. En el resto de los medios de prensa, las notas y reseñas de partidos eran escasas y, contrario a Claridad, aún era inimaginable integrar un acercamiento al deporte que fuera afín con perspectivas feministas.
“Finalmente es mi entender que no importa el deporte que una fémina escoja practicar no tiene mucha importancia en nuestra Isla. La lucha será una cuesta arriba y es muy posible que en el trascurso de la misma suceda lo que casi siempre sucede y es que la atleta se canse de los obstáculos, no sólo normales sino de aquellos que muchas veces provienen de organizaciones dentro del deporte mismo”, planteó la excanastera en su reflexión de 1993.
A pesar de los retos y obstáculos de la mujer en el deporte, Rivera termina su columna haciendo una invitación a la lucha e instando a las mujeres a intentar “visualizar los obstáculos y contratiempos en una forma positiva. Así serán capaces de convertir esos llamados contratiempos en un motivo de superación que les ayude y permita lidiar con cualquier situación que se les presente”.
En la actualidad, periódicos de circulación masiva como El Nuevo Día y El Vocero comienzan paulatinamente a integrar acercamientos con perspectiva de género en sus secciones deportivas. Asimismo, académicas como Lizardi Ortiz y Lourdes Báez continúan ampliando la historiografía deportiva puertorriqueña con investigaciones sobre la mujer atleta. Sin embargo, hace 27 años, María “Cusa” Rivera ya comenzaba a sentar las bases para problematizar la representación mediática de las deportistas, al tiempo que declaraba el derecho de las mujeres a rechazar aquellos estigmas sociales que con frecuencia se utilizaban para minimizar la participación de estas en el deporte organizado.
Las gestas de años recientes de baloncelistas puertorriqueñas se unen al legado de otras atletas que en el pasado cosecharon triunfos cuando casi nadie en la prensa hablaba de la participación de las mujeres en este deporte. En 2015, Carla Cortijo se convirtió en la primera baloncelista puertorriqueña desarrollada en los clubes deportivos de Puerto Rico en llegar a la mejor liga del mundo: la WNBA. En 2018, la Selección Nacional de baloncesto femenino debutó en una Copa del Mundo de la Federación Internacional de Baloncesto. Un año después, el mismo equipo consiguió su primera clasificación para unos Juegos Olímpicos de Verano, los cuales se celebrarán en la ciudad de Tokio a partir de julio 2021. A pesar de estos logros recientes, las baloncelistas están conscientes de que la lucha por la equidad continúa. El activismo que María “Cusa” Rivera llevó a cabo durante las décadas de los ochenta y noventa seguirá inspirando a quienes aspiran a un mejor trato hacia las atletas que practican el deporte de las canastas. Lo que “Cusa” expresó en Claridad en 1993 sigue teniendo vigencia y nos recuerda que en el baloncesto y en todo el deporte hacen falta más políticas solidarias con perspectiva de género feminista.