Puerto Rico y su letra del año 2019
El origen histórico de este importante proceso adivinatorio, aunque desconocido en términos de su tiempo y condiciones, ocurrió en África occidental, entre los yoruba de lo que actualmente se conoce como Nigeria. De entre los mitos encontrados en cada uno de los 256 signos adivinatorios que componen el sistema de Ifá, uno de ellos, conocido como Ogbe Ate, arroja luz acerca de su razón de origen. Según narra uno de los mitos que se encuentran en este signo, la práctica fue establecida por un orisha (deidad) llamado Oduduwa con el propósito de, una vez cosechados los ñames, se conociera qué caracterizaría el nuevo ciclo de siembra y cosecha que comenzaría. Lo que en principio sirvió para ser parte de un ciclo agrícola, en la nueva geografía Caribe se adaptó a la lógica del año natural. Cada nuevo ciclo/año los adivinos (babalawo) determinan cuál signo regirá. De igual forma, determinan de qué manera específica este impactará a la comunidad. Es decir, se descifra detalladamente si el signo será favorable o desfavorable y las causas de ello. Luego, reunidos en concilio, los babalawo ofrecen a la comunidad las explicaciones. Este año a Puerto Rico lo rige el signo conocido como Irete Yero.
Irete Yero es un signo de Ifá que entre los babalawo se le reconoce como el capataz de los ancestros femeninos. Sus influencias positivas deben asegurarse a través de los honores que se le deben rendir utilizando principalmente flores. De hecho, se cree que no solo a los ancestros femeninos se le debe honrar así, sino a todos en general durante este año. En esta misma vía, en este signo nacen las pompas o exequias fúnebres, en las cuales también las flores son tradicionalmente elementos notorios.
Por otro lado, en este signo nace la economía y los bancos (bóvedas bancarias). Como se determinó que el signo tiene la particularidad de presentarse con osogbo ofo intorí eyó, lo cual significa desfavorabilidad que provoca pérdidas como resultado de desgracias, no es difícil deducir que Ifá está advirtiendo que la ya deteriorada economía de Puerto Rico irá rumbo a un deterioro mayor. Este punto se complementa con una narración mítica que forma parte de este signo en la cual se narra cómo los hijos de Orunmila, orisha dueño del oráculo de Ifá, al realizar trabajos de limpieza ritual, ebó, botaban el dinero una vez finalizaban la obra y por eso siempre estaban padeciendo escasez. Ifá viene señalando que hay que entender bien la diferencia entre una buena economía y andar gastando entregándose a un consumo vertiginoso que llevará seguro a una crisis mayor que la que ya se está experimentando. La solidez no viene como resultado solamente de poseer dinero, sino del dinero que se posee y es invertido en procesos productivos que reditúen.
Según lo relatado, en este signo se estipula que durante este año reinará la traición en términos generales. Es decir, alianzas, compromisos, acuerdos o estipulaciones serán quebrados por razones variadas. Otra historia mítica narra cómo durante la construcción del templo de Jerusalén, Salomón contrató a Hiram, maestro arquitecto, y los obreros de menor jerarquía, queriendo disfrutar de mayor paridad salarial de acuerdo con los esfuerzos que realizaban; al no conseguir doblegar a Hiram para conseguir sus fines lo asesinaron. Este mito no solo es clave en la Regla de Osha-Ifá, sino también en la masonería. Podría decirse que durante este año las logias masónicas en Puerto Rico tendrán que ser centros importantes para promover la convivencia y discutir posibles soluciones a los problemas más apremiantes de la sociedad puertorriqueña. De igual forma, de acuerdo con el mito, Ifá expresa que será un año activo en relación con las luchas obreras. Otro mito de este signo narra cómo en una comunidad se vivía de manera bastante pacífica hasta que babalawo de otros lugares llegaron allí y comenzaron a hacer creer a la gente que el bienestar que su líder les proveía lo lograba a través de engaños a su pueblo. Esto, aunque no era cierto, la gente lo tomó como una verdad y surgieron conflictos que provocaron la migración de muchas familias de aquella comunidad. Ciertamente, las relaciones que se pueden establecer entre la venida a menos del Estado en Puerto Rico, la presencia de la Junta de Supervisión Fiscal y las dinámicas migratorias son bastante evidentes.
La mujer tiene especial importancia en este signo de Ifá. Un mito narra cómo una agrupación de mujeres llamada Sociedad de las Guerreras Iyalode, específicamente tres de sus líderes, fueron las que defendieron a la comunidad de Oshogbo de atacantes de otra localidad. Quien entregó el comando a esas tres mujeres fue el rey. Ifá llama al respeto, diálogo y equidad entre los géneros. La sociedad Iyalode era la que resguardaba el poder espiritual de los reyes en esa comunidad. Traído a nuestra sociedad, Ifá convoca a que se compartan liderazgos y se respeten mutuamente superando las anquilosadas estructuras patriarcales. En las relaciones matrimoniales (entendidas de manera tradicional) este signo es claro en relación con la equidad de poderes que tanto el hombre como la mujer poseen para complementarse y para, inclusive, salvarse entre ellos de situaciones que le puedan afectar a uno(a) o a ambos. Un mito relata cómo Orunmila, viendo que su esposa Oshún había sido embrujada con polvos por parte de Osain (orisha poseedor del secreto mágico de las plantas), le hace ebó y la salva. De igual forma, establece este signo que en el matrimonio el hombre y la mujer se ruegan la cabeza[1] entre sí con el propósito de conseguir su bienestar común. En este sentido, no significa que una persona no iniciada hará labores rituales que le corresponden a los iniciados e iniciadas. Lo que implica es todo aquello que en la vida ambas partes de un matrimonio hacen para lograr su estabilidad, firmeza, desenvolvimiento y felicidad.
Finalmente, Ifá, a través de Irete Yero, instan a la elaboración de alternativas creativas e innovadoras para alcanzar lo que personal o socialmente se quiera o necesite. Un mito manifiesta cómo Olofin (Dios) convocó a los babalawo y les dijo que le pidieran cualquier poder, pero que lo hicieran en forma de una metáfora o un acertijo que ni él mismo pudiese descifrar. El único al que le fue concedido lo que estableció fue a Irete Yero. En el pedir está el dar. Solo la petición menos obvia es la que lleva a que ocurra lo deseado.
Todo lo anterior, indudablemente, podría conducir a un análisis extenso. Sin embargo, es innegable que uno de los temas que queda al descubierto es el de los saberes subyugados. Es decir, históricamente ciertos saberes se han ubicado como predominantes en términos sociales. En nuestro contexto, los saberes oraculares no solo, no son predominantes, sino que continuamente han sido ridiculizados relacionándolos con actitudes y creencias supersticiosas. Bien se pudiera concluir que no hay necesidad de creer en oráculos, pero tampoco hay necesidad de ignorarlos. Acercarse a esos saberes, y a muchos otros, reconociendo sus contextos y comprendiendo sus categorías es también parte del trabajo que queda por hacer.
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[1] Obra ritual que consiste en rendirle culto a Orí, orisha dueño del destino de cada persona.