Puntos Cardenales
Yo vi el retrato del dictador en todas partes
Se extendía como un árbol vigoroso
y volví a pasar y ya no estaba
–Ernesto Cardenal, Salmo 36
Al igual que en su visión cósmica posterior y sus anteriores epigramas amorosos, el poeta, que acostumbraba llevar en el bolsillo de la camisa una pequeñísima libreta donde apuntaba lo visto, escuchado y sentido, material esencial de su vasta obra en sus inseparables roles de sacerdote y poeta, merece el apelativo de amable. Toda su persona era sujeto y objeto de amor prodigándolo de cerca y de lejos en palabra y acto.
Conocí primero sus Epigramas y Salmos mucho antes de tener el privilegio de acercarme a su persona. Me impresionó la limpieza y economía de su decir, su modo de ampliar el significado de lo singular conectando pasado, presente y futuro en su universo poético.
Cuando mi amiga Annie Santiago me pidió le ilustrara el Salmo 16 del poeta para la portada de su tesis en una clase de Moneda y Banca en la Universidad de Puerto Rico, yo convalecía de un catarro prolongado, casi pulmonía, provocado en parte por los abusos políticos y policíacos a nuestro Taller Alacrán en la calle Cerra de Santurce a principios de la década del 70. En xilografía y caligrafía, ese Salmo probó ser el resultado de un irrefrenable impulso que me condujo a realizar mi primer portafolios gráfico literario y a recuperarme de aquella larga enfermedad.
No pude resistir la tentación de grabar la imagen de nuestra Lolita Lebrón cuando fue apresada frente al Capitolio en Washington y así corresponder a la plegaria de un Cardenal que nunca necesitó ser príncipe de la iglesia pues ya lo era de la poesía y de nuestros pueblos.
Llegue a tus oídos el gemido de los presos
y la oración de los condenados a trabajos forzados
y los condenados a muerte
y la oración en el campo de concentración
–Ernesto Cardenal, Salmo 78
El primer ejemplar se lo envié al poeta por conducto del amigo Toño González, sacerdote dominico que lo visitaba con cierta frecuencia en el Monasterio de Solentiname a orillas del Gran Lago de Nicaragua. Cardenal me envió de vuelta con el amigo una generosa y bella carta que copié y desde entonces prologa cada ejemplar del portafolios.
Ese primer ejemplar fue arrojado a las aguas del lago como tantas otras pertenencias de la comunidad cuando las tropas de Somoza arrasaron con el Monasterio poco tiempo después. No obstante, pude enviarle un nuevo portafolios que espero haya sobrevivido las catástrofes tanto naturales como políticas que no dejaron de acecharle hasta su reciente fallecimiento y aún después.
Cuando le conocí personalmente en su primera visita a la Isla, confirmé que poesía y poeta eran uno, que su presencia irradiaba bondad tan revolucionaria como sus escritos y sacerdocio. Nos visitó en el barrio Cubuy de Canóvanas donde habitaba con mi familia y le confesé que lo único que empañaba mi felicidad al contemplar la belleza que me rodeaba, la vista desde la cima del monte al pie del Yunque divisando a lo lejos la línea azul del mar, cuando con tan solo el poder de la mirada me sentía propietario del paisaje, pero culpable de tener tanto cuando tantos tenían tan poco o nada. El poeta me miró callado, entrecerrando los ojos como para proteger las nacientes palabras de la luz implacable en la montaña y me dijo:
“No se preocupe maestro, disfrute, pues como una vez predijo mi primo, el poeta José Coronel Urtecho, quien vivía en un lugar también edénico a orillas del río San Juan en la frontera con Costa Rica, como en todo paraíso, en algún momento aparecerá el ángel exterminador y con su espada flamígera nos expulsará del paraíso”.
Fue en ese paraíso donde hicimos los grabados en madera partiendo de la Oración por Marilyn Monroe, poema de Ernesto de belleza tan deslumbrante como la actriz aún en sus últimos días cuando según sus versos:
La película terminó si en el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
Como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
Y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!
Diez años después recordaría las palabras admonitorias del poeta cuando las tropas del F.B.I. asaltaron mi casa, no con espada flamígera, sino con ametralladoras descendiendo de helicópteros y de camiones blindados buscando lo que nunca encontraron.
Nuestro próximo encuentro fue en una comunidad campesina a las afueras de Managua donde con Rosa Luisa Márquez y miembros del Bread & Puppet Theater celebramos talleres gráfico-teatrales en la sede de MECATE, un gremio de trabajadores agrícolas. Allí llegó el poeta, después de ser despojado de su puesto de Ministro de Cultura por un nuevo gobierno y de sus funciones como sacerdote por el Papa Juan Pablo II, a impartirnos su bendición, que ésa no se la podían prohibir e iluminarnos con su presencia.
Años después en nuestro último encuentro en Nicaragua, pude contemplar sus esculturas en cuyas curvas y lustrosas superficies comprobé el tránsito de la mirada a las manos, el amor recibido y prodigado en una recreación del mundo vegetal que al igual que las estrellas pueblan su mágico universo. Allí me regaló su Canto Cósmico, fiel reflejo de una vida estelar, luz recibida y reflejada, su cántico amoroso.
4 de marzo de 2020
Taller de La Playa de Ponce, Puerto Rico