Revueltas y violencia policial en Turquía
El movimiento espontáneo de protesta que se desencadenó en Estambul la noche del 30 de mayo, ha adquirido una dimensión sin precedentes en la historia del país y ya se extiende a 67 de sus 85 ciudades.
Todo comenzó cuando un grupo de ciudadanos decidió ocupar pacíficamente el parque Gezi, en pleno centro de Estambul, para expresar su oposición a la remodelación del mismo y al desplazamiento de los árboles del parque para la reorganización del terreno. Según las declaraciones del primer ministro Tayyip Erdogan, el parque Gezi sería objeto de un proyecto de reordenación urbanística que comprende la reconstrucción, como centro comercial de lujo, de un cuartel otomano de artillería que había sido demolido en 1909 a causa del levantamiento restauracionista contra la Revolución de los Jóvenes Turcos de 1908, y cuyas ruinas habían sido definitivamente destruidas en 1940. Ese proyecto también ha sido denunciado por numerosos especialistas entre los que se encuentran arquitectos, urbanistas y ecologistas.
El viernes 31 de mayo, el mismo día que un tribunal administrativo de Estambul tomó la decisión de suspender el proyecto de reconstrucción del cuartel, la policía atacó a los pacíficos ocupantes del parque Gezi y los expulsó. La agresión policial suscitó una amplia reacción por parte de los habitantes de la zona que se solidarizaron con los ocupantes del parque. Tras violentos enfrentamientos, la policía que tuvo que abandonar el parque, que quedó libre el 1 y 2 de junio, perdiendo también el control de la plaza de Taksim. Hoy (6/6/2013) las escaramuzas continúan día y noche en numerosos barrios del centro de Estambul.
El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), en el poder desde hace diez años, ha tomado un cariz autoritario, excluyendo a quienes no estén en su campo y provocando, sobre todo, la reacción de amplios sectores de la juventud contra sus políticas neoliberales.
Esto, junto a la intervención de la policía que entró en el parque para expulsar brutalmente a la gente con sus niños, incendiando sus tiendas de campaña, pueden ser considerado como los elementos que han dado lugar a esta explosión espontánea. En gran medida, todos ellos han proporcionado la chispa que era necesaria para desencadenar la explosión.
El AKP que tiene una base electoral confortable del cincuenta por ciento del electorado, ha sufrido una primera derrota y ésta se ha dado en la calle. Las políticas del AKP, que es considerado como un partido que ha realizado importantes cambios para la mitad de la población y acababa de sentarse con los kurdos para iniciar las negociaciones con el fin de encontrar una solución pacífica a la cuestión nacional, hasta ahora no eran contestadas más que por sectores de izquierda militantes pero poco influyentes. Es en este contexto cuando un conjunto de gente heterogénea y difícilmente definible ha conquistado el centro de la ciudad tras haberse enfrentado valientemente con la policía.
A pesar de importante participación en las manifestaciones de los sectores kemalistas laicos o de los grupos de izquierda descontentos con el poder del AKP, la mayoría de los manifestantes es gente de 20-30 años que participa por primera vez en una lucha política. También hay que subrayar el hecho de que eran mujeres jóvenes las que ocupaban las primeras filas durante los enfrentamientos con la policía. Los barrios pobres próximos al centro han facilitado la participación en las manifestaciones de la juventud que vive en ellos.
La gente de todas partes se dirigía hacia el centro de la ciudad. Al alba, un importante convoy de gente atravesó el puente del Bósforo a pie y se sumó a los demás manifestantes. Incluso si ha sido algo limitado, algunos miembros del partido de extrema derecha MHP también tomaron parte en las manifestaciones, pero la dirección del partido les ha dado inmediatamente la orden de abandonarlas. En las manifestaciones hay una mezcla de mujeres jóvenes que llevaban el fular, de “musulmanes anticapitalistas”, de hinchas de clubs de fútbol, de grupos LGTB, de kurdos, de kemalistas y, sobre todo, de quienes anunciaban a Tayyip Erdogan “nosotros también estamos aquí, nosotros existimos”.
Las consignas importantes eran “Tayyip dimite”, “juntos contra el fascismo”, “no es más que un comienzo, la lucha continúa”. Sin embargo, la multitud no ha expresado ninguna reivindicación clara. Incluso si la Iniciativa de Taksim exigió la dimisión del ministro del interior, esta reivindicación no está aún muy extendida entre la masa. Lo que es más importante es el hecho de que, por primera vez, centenares de miles de personas van, de una forma independiente, a las plazas públicas (sin que sean convocadas por los partidos, sindicatos o el Estado) para oponerse a las políticas de un gobierno que, cada vez más, adquiere un cariz más autoritario.
Incluso si las reivindicaciones sociales no han aparecido todavía, es muy evidente que la puesta en marcha de las políticas neoliberales y autoritarias es la que provoca la indignación de las masas.
La revancha del 1 de mayo o las guerras de la memoria
El pasado 1 de mayo el gobierno cerró la plaza de Taksim, que tiene una importancia simbólica, a las manifestaciones con el pretexto de los trabajos que se desarrollan en ella; también paralizó el transporte marítimo y por carretera con el fin de impedir las manifestaciones de ese día, desplengado policías por todas partes. Fruto de la adopción por el gobierno de un método como el que utiliza Putin para asfixiar a la oposición social, la ciudad había quedado paralizada.
Hay una guerra entre la izquierda y el gobierno en torno a la memoria de la plaza de Taksim, que es conocida como plaza del 1 de mayo. Frente a una izquierda que desearía perpetuar la memoria de las 42 personas que cayeron en esta plaza el 1 de mayo de 1977, así como los ideales de la clase obrera, el gobierno, reconstruyendo el cuartel de artillería y transformándolo en centro comercial, trata de “revivificar la historia y de crear su propia legitimidad histórica.
Humillando a la gente que acude a las manifestaciones a los que llama “bribones” y “provocadores”, Erdogan ha revelado hasta qué punto era “consistente” cuando se oponía a la represión israelí en Gaza o cuando criticaba a Asad en Siria. Los dos próximos años tendrán lugar las elecciones municipales y legislativas, así como las elecciones presidenciales. Según numerosos analistas, es casi seguro que Erdogan salga elegido como presidente luego de lo cual trataría de realizar una enmienda constitucional para establecer un régimen presidencial como el de Putin.
Sin embargo los últimos acontecimientos han sido una derrota inesperada para él generando nuevas experiencias de masas.
Traducción del francés por Faustino Eguberri, para Vientosur.org
Firma la petición al gobierno turco solicitando el fin a la violencia policial.