Una mirada con perspectiva de género al propuesto impuesto a las remesas
…las migraciones no son cosas, ni los inmigrantes son mercancías. Son seres humanos con sus aspiraciones y sus necesidades, sus costumbres y rasgos culturales, sus dificultades actuales y su voluntad de futuro. Por tanto, hay que integrar el fenómeno migratorio, no sólo como variable económica, sino también como realidad humana destinada a modificar la sociedad de acogida, al modificarse a sí misma
-Goytisolo y Naïr
Una vez más nos enfrentamos a propuestas políticas que procuran imponer a los sectores sociales más vulnerables la responsabilidad de reparar la crisis que embarga a un modelo económico completamente agotado. Las políticas de austeridad que ha ido implantando el gobierno de Puerto Rico desde hace varios años han servido para perpetuar desigualdades de género, raza y clase así como limitar la movilidad social y expectativas de desarrollo económico. Las medidas de austeridad han tenido su mayor impacto en la calidad de vida de aquellas poblaciones que tienen limitada participación en los procesos decisionales: mujeres, niños(as), envejecientes y comunidades pobres.
Esta vez se trata de un proyecto de ley que bajo la excusa de “rescatar” el Sistema de Retiro, propone establecer un impuesto especial a las remesas. Es un proyecto de ley reciclado que busca la simpatía popular al gravar los ingresos de los(as) inmigrantes. Según el P de la C. 1557 del Representante Vargas Ferrer la Asamblea Legislativa propone establecer un impuesto de 5% a todas las transacciones de envío de dinero al extranjero y a Estados Unidos que sean realizadas a través de Negocios de Servicios Monetarios. Añade el legislador que existe un “interés público de gravar transacciones por activos que salen de la circulación de la actividad económica local”. En la infinita imaginación del proponente se espera recaudar 600 millones de dólares en 10 años para aportarlos al Sistema de Retiro para Maestros.
Sorprende que la Asamblea Legislativa escoja asignarle este impuesto a una actividad económica que es utilizada principalmente por las comunidades más pobres y por los y las inmigrantes. Los Negocios de Servicios Monetarios conocidos como MSBs por sus siglas en inglés se distinguen por ofrecer servicios financieros alternativos a individuos en los márgenes de la sociedad quiénes por distintas razones no participan de la banca tradicional.
Internacionalmente se ha rechazado la imposición de taxes a las remesas de inmigrantes. Por el contrario, todos los y las economistas peritos en remesas internacionales coinciden en que el impacto negativo que tiene este impuesto en las comunidades migrantes y en las comunidades receptoras es tal que opaca cualquier beneficio inmediato que el fisco pueda obtener. Más aun, ante la creciente feminización de la migración, son en efecto las mujeres a ambos lados del proceso migratorio las más afectadas con una política impositiva a las remesas.
El rol de las remesas
Las remesas se consideran uno de los más fuerte vínculos transnacionales entre los que las envían y los que las reciben. Como plantea Duany, las remesas pueden ser consideradas como una forma clásica de transnacionalismo desde abajo. Él llega a decir “esta transferencia masiva de recursos son incrustados en far flung webs o redes lejanas de solidaridad y reciprocidad entre los parientes y amigos que atraviesan las fronteras nacionales.”
Las remesas enviadas por las mujeres inmigrantes deben ser vistas como dinero de subsistencia. Van encaminadas a satisfacer necesidades básicas de las familias. Según economistas del Banco Mundial las remesas cumplen un rol indispensable en garantizar condiciones mínimas de supervivencia para millones de personas. La mayor parte de las peritos en materias de remesas coinciden en que las remesas se utilizan principalmente en bienes de consumo cotidiano como alimentos y ropa. Las remesas juegan también un papel importante en el acceso a servicios de salud y a oportunidades educativas para las familias de las mujeres inmigrantes.
Es interesante destacar que internacionalmente son las mujeres quiénes reciben las remesas en el país de origen. No importa si el emisor de las remesas es hombre o mujer, son mayormente las mujeres quiénes reciben y administran las remesas en beneficio de la familia. Familia extendida que ocasiones incluye los hijos, padres y madres de las inmigrantes así como los suyos propios. La gran cantidad de personas por cuyo bienestar acaban respondiendo estas mujeres migrantes implica en muchos casos, como el dominicano, la prolongación de su estadía en destino mucho más tiempo del que inicialmente tenían previsto y el abandono de sus proyectos personales.
Migración feminizada
El fenómeno migratorio actual resalta entre otras razones por la condición femenina, juvenil y de minoridad cada vez mas crecientes entre inmigrantes tanto en aquellas personas que llegan por la vía irregular como las que llegan por vías regularizadas. De aquí que se hable con frecuencia del concepto de la feminización de la migración. No solo ha aumentando el número de mujeres migrantes sino ha cambiado también la naturaleza de la migración femenina. Se ha visto un aumento de mujeres que han migrado en busca de trabajo, en lugar de viajar con sus esposos o para reunirse con ellos. Además, se debe observar que estas mujeres migrantes son más jóvenes que las que han emigrado anteriormente. De acuerdo a la División de Población de las Naciones Unidas, en el 1990 las mujeres inmigrantes de Latinoamérica y el Caribe fueron las primeras en alcanzar paridad con los migrantes varones, en el mundo desarrollado. Ya para el año 2000 las mujeres migrantes constituyeron el 50.1% de la migración total de la región.
Este patrón de migración es consistente con el crecimiento migrante en los Estados Unidos. Por ejemplo, más mujeres se hicieron Residentes Legales Permanentes, Ciudadanas Naturalizadas y fueron adoptadas en los Estados Unidos durante el 2009. Interesantemente, el estimado de la población migrante no autorizada en los Estados Unidos indica que las mujeres representan el cincuenta y cinco por ciento del grupo de personas mayores de 45 años. La proporción de mujeres jóvenes migrantes ha ido creciendo cada año. Se estima que hay 1.3 millones de menores indocumentados viviendo en los Estados Unidos. De esos, más de 600,000 son niñas inmigrantes, representando así el trece por ciento del total femenino de la población de inmigrante no autorizadas en los Estados Unidos.
Este crecimiento de la migración femenina es consistente con los cambios en los patrones de crecimiento de las población inmigrante en Puerto Rico. Aunque no existen datos definitivos del censo relacionados con el número de inmigrantes en Puerto Rico, las estadísticas del Department of Homeland security nos indican que son más las mujeres dominicanas inmigrantes que los hombres. A pesar de que el principal destino de muchas de esas mujeres es Estados Unidos y Europa, Puerto Rico es un puente de la “Visa para un Sueño”. En el caso particular de las inmigrantes dominicanas, Puerto Rico se presenta como un lugar de oportunidades, donde las mujeres inmigrantes encuentran trabajo más fácilmente que los hombres. Muchas mujeres inmigrantes esperan que la similaridad de estilos de vida entre la Republica Dominicana y Puerto Rico y la existencia de una creciente comunidad, les permita adaptarse más fácilmente a los rigores de la vida de inmigrante.
Mujeres y remesas
Lo verdaderamente notable de la migración femenina no es sólo su rápido crecimiento, sino también el hecho de que un número creciente de estas mujeres migra de manera independiente en busca de trabajo para proveer sustentos para sus familias y no como dependientes de su pareja. Sassen ha llamado este fenómeno la “feminización de la sobrevivencia” porque la tarea de garantizar la sobrevivencia de la familia y la comunidad ha caído cada vez más en los hombros de las mujeres. El género juega un papel fundamental a lo largo de todo el proceso migratorio y afecta considerablemente los patrones de envío y uso de las remesas. De manera general, el género de la persona que envía las remesas afecta al volumen, frecuencia y sostenimiento a lo largo del tiempo de las mismas.
En muchas comunidades migrantes son las mujeres quiénes envían remesas con mayor regularidad. Aun en las instancias en que las cantidades de dinero enviada por mujeres y hombres son parecidas, en general, las mujeres envían mayor proporción de sus ingresos en remesas y por periodos más largos de tiempo. Esto implica el empobrecimiento de la mujer inmigrante quién reserva para sí una proporción menor de su ingreso. Ingreso que desde un principio es menor que el que generaría un hombre por el mismo trabajo y esfuerzo. Este empobrecimiento se refleja en las condiciones de salud, de vivienda, transportación y alimentación de las mujeres migrantes. Las coloca además en una posición de subordinación económica que aumenta su vulnerabilidad a la violencia machista.
Según reconoce Amnistía Internacional, las mujeres inmigrantes están particularmente expuestas a sufrir abusos, discriminación y explotación debido a su condición de mujeres, de migrantes y por su ejecución laboral en trabajos segregados por género, como el trabajo doméstico. Son con frecuencia las más invisibles y con menos acceso a la protección de los derechos humanos fundamentales, como la vida, la seguridad y el acceso a la justicia.
Las mujeres inmigrantes en Puerto Rico contribuyen más a la economía del país y al fisco que los beneficios que obtienen del gobierno. Las inmigrantes como regla general no son elegibles para beneficiarse de los programas de asistencia social que provee el gobierno. Sin embargo, pagan impuestos de diversas maneras. Pagan impuestos sobre el consumo (IVU), contribuyen al fisco a través del pago de impuestos sobre sus salarios y propiedad y también rinden planillas. Aún las inmigrantes indocumentadas pueden rendir planillas de contribución sobre ingresos y muchas así lo hacen. Un impuesto adicional gravaría de manera irrazonable las vidas de estas mujeres y su familia. Las obligaría además a regresar a buscar formas alternas de enviar dinero a sus familiares sacando así definitivamente el dinero de la circulación formal.
Los número de las remesas no cuadran
Los números que ofrece la Exposición de Motivos del proyecto no se sostienen con las estadísticas de transferencias internacionales que provee el Comisionado de Instituciones Financiaras. De acuerdo al Comisionado de Instituciones Financieras de Puerto Rico, las remesas de Puerto Rico al extranjero a realizadas en el 2010 a través de Negocios de Transferencias Monetarias, alcanzaron la cifra de 550 millones de dólares. La cantidad promedio enviada fue de 100 dólares, lo que significa que se llevaron a cabo más de cinco millones de transacciones en un solo año. La cantidad relativamente pequeña de estos envíos confirma la naturaleza personal y de subsistencia de las remesas. Según un informe del Inter-American Development Bank Multilateral Investment Fund estimó que tanto los que envían como los que reciben remesas son generalmente personas de bajo nivel de educación, y sobre 60% de las mujeres jefas de familia.
Las MSBs representan una pequeña porción de la actividad financiera en Puerto Rico. Esta actividad jamás compara con la actividad económica que realizan otras industrias de servicios financieros como por ejemplo las Casas de Corretaje. De acuerdo a los números del Comisionado de Instituciones Financieras para el 2011 las transferencias realizadas a través de MSBs totalizaron alrededor de 650millones de dólares al año. Un impuesto del 5% equivale a 32.5 millones de dólares al año, un poco lejos de los 600millones que expresa la Exposición de Motivos del Proyecto de la Cámara 1557.
En contraste, el informe anual de OCIF sobre Casas de Corretaje establece que actualmente el total de activos invertidos asciende a 29.7 mil millones de dólares. Parecería que este impuesto del 5% rendiría mucho mejor fruto en otro lado. Pero no es en las Casas de Corretaje dónde está el dinero de la mayoría de las mujeres, de los trabajadores y trabajadoras y de los y las inmigrantes. Parece que la Asamblea Legislativa ha aprendido bien la lección: el dinero del hombre blanco no se toca. El de las mujeres inmigrantes está a su disposición.