Sé perfectamente cómo se renueva en mi diariamente esa idea aparentemente tan descabellada de que el futuro será mejor. Me la regalan sin querer y sin percibirlo los estudiantes con los que interactúo en la universidad.
Sé perfectamente cómo se renueva en mi diariamente esa idea aparentemente tan descabellada de que el futuro será mejor. Me la regalan sin querer y sin percibirlo los estudiantes con los que interactúo en la universidad.
En una sociedad «pobre de tiempo», sospechamos que las mujeres lo somos aún más. Si no lo fuéramos, muchas cosas serían distintas. Entre ellas nuestra participación política sería más amplia y efectiva.
Si no veo al otro, no veo lo que le hago y no imagino el bien que podría hacerle. Lo decimos en boricua: ojos que no ven, corazón que no siente.
Cualquiera podría pensar que el resentimiento acumulado de los que algo tienen contra los que tienen poco es una especie de nostalgia nacional hacia la libreta de jornada.
El 3 de noviembre de 1970 Salvador Allende fue juramentado presidente de su país. Su programa de gobierno se resumía en cuarenta sencillas propuestas que nos hace bien volver a mirar, aunque sea de reojo.
Es hora de exigir una reforma universitaria que nos salvaguarde de los males vividos y que coloque a la UPR en manos de los universitarios, fiscalizada, claro está, por quienes tienen el deber de exigirle que cumpla con su función social.
Desde los doce años, Jesús se ha roto la vida varias veces. Hace veintinueve viajes que estrella la vida que ha construido aquí contra la inmensa realidad alterna que es África.
¿Cómo vamos a sobrevivir los expulsados? ¿Cómo lo harán las clases medias crecientemente empobrecidas? Nos toca a todos pensar, proponer y articular alternativas.
Del mismo modo que la fascinante historia del ¡ay, bendito! aguarda por una ingeniosa pluma, quiero proponer una historia paralela: la de la justicia popular boricua o el proverbial «yo te cojo bajando».
La nueva Ley de Ética Gubernamental obliga a todos los servidores públicos a completar veinte horas bianuales de educación continua en ética. Antes la ley requería solo diez horas cada dos años.
Es respeto lo que josean los panas del Barrio llevándose de por medio a los que escogen la vía rápida de la destrucción. Se trata en ambos casos y sin tener que leer los periódicos de una cuestión de vida o muerte.
Como tantas cosas de este país cuyo pasado nos resulta obligatorio y su futuro le parece a Europa cada vez más descartable, no sabíamos que en Grecia la claridad estuviera tan menguada. Su futuro es francamente indiscernible.
Su sonrisa es tan franca que nunca le he mirado el cincho a ver si va armado. Las armas requieren cierta solemnidad; al menos un rostro más adusto, enigmático, gafas oscuras, cuando menos. Este señor sonríe y tiene una mirada diáfana.
En Cartagena, la presencia de los hombres del Presidente distaba mucho de ser secreta. Las chicas que se dedican a atender a los clientes que hacen de las costas caribeñas destinos famosos para el turismo sexual los tenían claramente identificados.
Recuento de una conversación entre Manuel Reyes Mate y Tomás Valladolid Bueno.
No es una tarea ociosa hacer del mundo un lugar menos opaco moralmente. Necesitamos aprender para enseñar. Enseñar para actuar. Actuar para corregir. Desarrollar, a través de las interacciones cotidianas, el carácter…
Para desbaratar la territorialización del narcotráfico, su enquistamiento en miles de comunidades y la imposición de sus eclécticos códigos de conducta, el Estado tiene que lograr una presencia que no sea ni exclusiva ni primordialmente policial.
Este escrito es parte de la ponencia presentada en la Primera Jornada contra la Violencia de Género, “Los géneros de la violencia”, celebrada el 1ro de diciembre, organizada por la Dra. Maruja García Padilla del Programa de Estudios de la Mujer y el Género de la UPR-RP.
Esta comunidad apuesta a que el mejor antídoto disponible a la crisis de violencia e inseguridad ciudadana que vive México no es comprar más patrullas ni reclutar más policías. Ha optado por promover la cultura y la educación.
El dolor es siempre un extraordinario agente catalizador. Los que prefieran no ver que recen. Ya le llegarán noticias. Acerquémonos, sí, cuanto antes, a las entrañas de la vida.
Como la aspiradora Rainbow que llevaría la pulcritud doméstica a otro nivel o las ollas Lifetime que nos salvarían del caldero con manteca El Cochinito, la educación se ha ido quedando en algún clóset de la cultura.