Las mujeres y hombres del movimiento feminista debemos asumir la crisis económica de nuestro país como una oportunidad inmensa de luchar a favor del reconocimiento de otros sistemas económicos.
Las mujeres y hombres del movimiento feminista debemos asumir la crisis económica de nuestro país como una oportunidad inmensa de luchar a favor del reconocimiento de otros sistemas económicos.
Una orden de protección funciona si la entendemos como un asunto de todas y todos. Antes de criticar este mecanismo nos corresponde analizar por qué existe.
Evidentemente, las feministas, esas “mujeres inmorales”, han hecho algo muy malo: quebraron el sistema y “amenazan” con hacer la paz con justicia.
Cuando la conciencia despierta, detectas el dolor ajeno, sientes el de tu corazón, te indignas con las desigualdades y ¡pum!, pierdes los párpados. Tu mirada jamás vuelve a ser la de antes.
Es importante hacer inventario de capacidades y ponerlas al servicio de los movimientos con desinterés y solidaridad. Es importante, muy, muy importante asumir responsabilidad, dejar de quejarnos y actuar.
Valores que a estas alturas no podemos darnos el lujo de negociar: el estado laico, los derechos humanos, la subversión de un orden económico que ya fracasó, la lucha para derribar las barreras de clase que mantienen segregado al país.
El mural de Sofía en Santurce, con su pelicolorá y sus tatuajes nos dice de manera contundente “No me maltrates”. La imagen de esta mujer me parece poderosa. No estamos ante un ruego. Estamos ante una orden.
La Ruta de las Mujeres no ha terminado. Claro que no. ¿Lograremos cambiar un resultado electoral en algún momento? ¿Dejaremos de comprar desigualdad? Yo estoy convencida de que así será.
Luego de mi inicial resistencia, comencé a dejarme llevar por la belleza de los momentos. Allí estábamos, en la principal avenida de Bogotá, caminando, para manifestar nuestra fuerza.
La periodista uruguaya Lucy Garrido lanza en esta entrevista una serie de observaciones que van al centro de los debates sobre la pertinencia del movimiento feminista.
La escena de la negación de la feminidad es demasiado conocida. El miedo a la feminidad es siempre el miedo de lo que desborda, miedo al deseo de vida.
Ser feminista hoy significa reconocer que esta discriminación existe… En las actuales condiciones históricas, hablar de «naturaleza humana» como si fuese sexualmente indiferente, es pactar con el patriarcado.
Una buena alternativa para aquellas personas que disfrutan del periodismo desde una perspectiva global sería la revista Foreign Policy Edición Española; cuya edición octubre-noviembre 2010 bajo el tema sombrilla «Mujeres y Globalización», discute el rol de la mujer en problemáticas a esta escala.