Pienso que arder es un estado metafórico de los últimos días. Mientras que para unos pueblos el fuego es conocimiento, vida y memoria, para otros es la señal del sufrimiento eterno y, antes que eso, del fin de los días.
Pienso que arder es un estado metafórico de los últimos días. Mientras que para unos pueblos el fuego es conocimiento, vida y memoria, para otros es la señal del sufrimiento eterno y, antes que eso, del fin de los días.
Yo no me creo mucho eso de que le dimos la espalda al mar, que dejamos de ser gente “de costa y yola”, y que nuestra historia es la de un pueblo que se metió monte adentro.
Era natural que la tierra ardiera en llamas completando el ciclo de la Navidad con la fiesta de La Candelaria el día 2 de febrero. Era la fiesta de la purificación, de la limpieza…
El proyecto antropológico de los reality shows debe ser una mirada crítica a sus contenidos, a su construcción cultural y a la manera en la que nos exponen a realidades alternas.
Hay tantas formas de ciudad que se nos hace muy difícil asirla sociológicamente, a menos que pensemos en el entorno urbano y suburbano como nuestra identidad citadina.
La historia de los gitanos es larga, convulsa y laberíntica. Los errantes y los tránsfugas son un reto para las autoridades que intentan encuadrarlos y clasificarlos. Entonces, llegaron las bodas gitanas…
La televisión de hoy ha encontrado a los nuevos salvajes y se ha empeñado en traerlos a nuestros hogares en una variedad de programas que apelan a nuestro espíritu aventurero, al menos desde nuestras cómodas butacas.
A los padres de esos pre-adolescentes hay que apoyarlos contra el panopticón del Departamento de la Familia y su obsesión con la criminalización de la domesticidad de cierta geografía y clases sociales.
De un confín a otro del planeta, la nueva televisión intenta meterse en la realidad del globo, en la de los pisos lujosos o en la de los tugurios. De todos esos ejercicios, mi preferido es, por amplio margen, el de Anthony Bourdain.
La gente visualiza las playas como un espacio público y físico, y no como parte de la naturaleza. Para la gente, la playa es arena que queda cerca del agua.
Desde que conocí a Primo Levi, creo que soy otro, más humano, alguien que lo piensa dos veces antes de decir, como solía hacerlo antes, que “he llegado al fondo” por cualquier crisis personal o profesional.
Mientras los años me hacen más taciturno, mientras recurro más al silencio y a la meditación, mientras velo por los pasos y la salud de mi anciana y sabia madre, le huyo al ruido y a sus consecuencias.
Quiero atender aquí el asunto de la verdadera identidad del bacalao, si es que existe. Las identidades son siempre difusas y escurridizas, y la de este peje no es la excepción.
La calle, el gremio (legal o ilegal), las fuerzas del estado, la policía, los militares, todos tienen también su código de silencio y su cultura de desprecio a los delatores.
Las vidas desperdiciadas son un precio a pagar por tener el estilo de vida que tenemos. El estado benefactor, además de mantener a los residuos, le transfiere la capacidad de consumir para su sostén, pero también para transferir esos dineros a las empresas.