Entrampada
“El mundo será Tlön” / Jorge Luis Borges
“¿Qué le pasa a los puertorriqueños que no se rebelan” / Ramón Emeterio Betances
1.
Los incidentes ocurridos el miércoles 9 de febrero en el Recinto de Río Piedras demuestran que la policía no puede permanecer en el mismo. En el preciso espacio en que comenzó el motín, los estudiantes han pintado la calle y las aceras una y otra vez sin que esto le hiciese daño a nadie. No tengo memoria que ninguna clase o alguna otra actividad universitaria haya sido interrumpida mientras los estudiantes expresan su sentir con brochas y pinceles.
La intervención de la policía fue mucho más que una provocación. Pongamos como cierto el alegato policial de que los estudiantes comenzaron la agresión. Dale: ¿hubiera ocurrido el motín sin que los policías se presenciaran con cascos, pistolas, macanas y cámaras? Obviamente, no. ¿Cuál era la intención policiaca con esa acción: producir arrestos de los que pintaban la brea? Si esa era, por qué simplemente se acercan, muestran sus molleros, luego de un día de insultos, y comienzan a filmar con sus cámaras, todo sin proceder a arrestar a nadie. Su presencia era una burda provocación al motín.
Luego de que la jueza Rebecca de León declarara inconstitucional la ordenanza rectoral que prohibía las manifestaciones en el Recinto, la policía no desistió de su hostigamiento. Da la impresión de que a los policías, como cuerpo y como individuos, les agrada su bienestar universitario: la mayor parte de ellos pasan el día bajo sombra, viendo jóvenes pasar, alardeando de su musculatura o de su galantería en un espacio que demanda muy poco de su actuar. Cuando hay enfrentamientos, es la fuerza de choque quien interviene y esos que vacacionan por el recinto se limitan a dar apoyo. Como diría aquella famosa canción del Gran Combo: “¡Qué bueno es vivir así, comiendo sin trabajar!”.
Lejos de ahuyentar la protesta estudiantil, la presencia policiaca la instiga. El miércoles, envalentonados porque su jefe los llamó héroes —tal y como su antecesor llamara a los asesinos del Cerro Maravilla—, arremetieron con furia despiadada contra los estudiantes. El motín nuevamente asegura que el gobierno —ya no vale la pena hablar de administración universitaria— insistirá en su presencia. Ningún ejército abandona tan fácil el campo que ha ocupado. No obstante, habría que reflexionar sobre cuál es su objetivo: si aniquilar la protesta estudiantil o provocarla como hicieron en los pasados días.
Me parece que el interés del gobierno es perpetuar la violencia y el hostigamiento. El de la administración universitaria (Junta de Síndicos, Presidencia y Rectorías) continuar con lo que la Middle States ha llamado problema de gobernanza: es decir, tomando decisiones sin consultar a la comunidad universitaria. Para ello, dirigir la protesta hacia la presencia policiaca les facilita pasar su rolo sobre programas y profesores, sin que éste sea el asunto público principal.
Es una propuesta de orden que equivale a la temida por Borges en su cuento: un orden que cuando no encanta, se impone; como el del social nacionalismo alemán que tanta penuria causó al mundo.
Para estudiantes, profesores y empleados este clima resulta intolerable. La tensión de que en cualquier momento surja un clima de violencia no permite el sano ejercicio del quehacer universitario.
2. Ahora, ¿cuál sería el ambiente si la policía saliera mañana del Recinto? ¿Significaría acaso que comenzaría un diálogo o negociación entre los representantes estudiantiles y la presidencia de la UPR? ¿Levantarían los estudiantes la huelga? ¿Cerrarían el Recinto tomando portones y formando barricadas?
¿Son estas preguntas ilegítimas? ¿Corresponden a una defensa de la presencia policial? ¿Cuál es el apoyo con el que cuenta la huelga estudiantil? ¿Cuál huelga?, cabría preguntarse, dada a que durante el inicio del semestre no ha habido intento de obstaculizar las clases del Recinto.
No cabe preguntar cuál es el apoyo con el que cuenta la cuota, pues es ninguno o casi nulo. Y para ver cuál sería el apoyo que tendrían rectoría y presidencia en su llamado a “aunar voluntades y compromisos”, “ante los momentos difíciles que enfrenta [la] institución”1, habría que esperar a las reacciones claustrales y de empleados a su política de pausas y recortes.
Pero la represión desatada por la policía no permite auscultar sobre ninguna de las anteriores. La policía se convierte en el único elemento de atención y de discusión.
¿Cuáles son las opciones que tienen los dirigentes estudiantiles y el resto de los universitarios ante este ambiente? ¿Acatar la sumisión propuesta por la Rectora? ¿Insistir en merodear la posibilidad de intervención policial? ¿Incrementar la lucha? ¿Quién está perdiendo más en esta batalla? ¿A quién le afecta más la actual huelga: a quienes la ejecutan o contra quienes se realiza?
3. He escuchado una y otra vez a estudiantes arrestados clamar por un levantamiento del pueblo. En particular recuerdo, a Ian Camilo Cintrón exhortar a la acción popular y a no esperar a las elecciones, luego del mensaje del gobernador cuando la entrada de la policía. Tales discursos refieren a palabras de pasados patriotas como Pedro Albizu Campos —“La patria es valor y sacrificio”, “A los pueblos los representan quienes los defienden”— y las de Ramón Emeterio Betances, incluidas como epígrafe de estas líneas. Las de Albizu proponen las nociones mesiánica y vanguardista de las naciones y de la democracia. En cambio, la pregunta de Betances merecería un acercamiento más inquisitivo que proselitista: ¿qué sucede en la realidad puertorriqueña que la reacción a la política gubernamental no corresponde a lo ansiado por esta “vanguardia” estudiantil?
Para tratar de contestar esta pregunta, humildemente propongo otra: ¿a cuál revolución se le está pidiendo al pueblo unirse?, ¿cuál es el proyecto político y social que se pretende?, ¿qué proyecto de país se articula detrás del llamado estudiantil en contra de la cuota?: ¿el de las uniones que no pudieron ponerse de acuerdo ni siquiera en los puntos de salida de una marcha?, ¿el de dirigentes que atropellaron sus uniones en huelgas sumamente cuestionadas por sus matrículas?, ¿el de un independentismo débil y de una retórica nacionalista deficiente?, ¿o el de un socialismo fragmentado con escaso historial de luchas convincentes?
Para responder la centenaria pregunta betanciana quizás ayude escuchar las palabras de Lennon y McCartney en una de sus respuestas indirectas a los revulsos años sesentas:
You say you want a revolution
Well, you know
We all want to change the world
[…]
You ask me for a contribution
Well, you know
We’re doing what we can
But when you want money
for people with minds that hate
All I can tell is brother you have to wait
No propongo la indiferencia ante la urgencia que claman las izquierdas. Sólo llamo la atención a que hay mucho que indagar antes de condenar a quien no actúa del modo esperado. Condenar al que no piensa como uno, puede ser indicio del fracaso del propio discurso y de la propia acción. ¿Por qué este grupo que participó destacadísimamente en un movimiento que revolucionó al mundo le dice a “The Revolution” que tiene que esperar?
Escuché el martes a Xiomara Caro referir un listado de actividades insuficientes, en aparente reclamo de la mayor vastedad de la suya. Ninguna actividad ha sido suficiente. Considero que tal vez sería mejor considerar que todas lo son y que lo más positivo sería esperar que surjan otras: que otros sectores que se oponen al desmantelamiento de la universidad puedan también hacer las suyas, aunque no apoyen la huelga estudiantil. Sí, dentro de este conflicto una pizarra escrita, una cinta en el brazo, un graffiti en la calle, una clase bajo La Torre, una reunión para producir una reforma curricular o un comentario en facebook pueden resultar insuficientes. Todas lo son. ¿Lo sería la suma de todas? ¿No sería mejor abrir espacio para otras posibles insuficiencias? ¿Con el paro del profesorado se terminó el tiempo para las acciones insuficientes?
4. ¡Entrampad@s! Así se encuentran l@s estudiantes en su lucha contra la cuota. Entrampada se encuentra la universidad en un conflicto que no tiene visos de final alguno. Entrampad@s nos encontramos quienes buscamos alternativas para trabajar por una educación pública. Entrampada la sociedad, amenazada a diestra y siniestra por gobernantes, desarrolladores inconscientes, banqueros tramposos y cínicos, narcotraficantes y una oposición política oportunista, en unos casos, y desunida y desarticulada en otros.
Ante la entrampada, el tesón y la paciencia son vitales . ¿Será posible deshacer la trampa del entrampamiento?
- Palabras de Ana Guadalupe en “Rectora cataloga de ilegal el paro decretado por la APPU”, Primera Hora 9 de febrero de 2001 – http://www.primerahora.com/rectoracatalogadeilegalelparodecretadoporlaappu-472360.html [↩]