GOBERNADOR, CUMPLA CON LA UPR
por Carlos H. del Río
Señor gobernador: me preocupa lo que parece ser un desenfoque de su administración. De entrada, está muy trillada y desacreditada la estrategia de echar a otros la culpa de los retos que se tienen que enfrentar. Hoy día la información fluye sin filtros a todas las capas sociales de los pueblos. Nuestro pueblo todo, sabe que hay una crisis económica mundial; que eso obliga a los gobiernos e instituciones en todas partes a tomar medidas de gran envergadura para superar la situación; que, en el contexto universitario, por ejemplo, entre las medidas tomadas en Inglaterra durante las pasadas semanas, está la de aumentar el costo de la matrícula y que sus estudiantes están también en huelga. Al igual que otros gobiernos, lo que usted tiene que hacer es aceptar el reto y enfocarse en las respuestas que fortalezcan a la Universidad en vez de desestabilizarla.
Además del reto financiero mundial, la situación que hoy enfrenta nuestra Universidad es responsabilidad de su administración por la forma atropellada con que han lidiado con ella. Cuando presidí la Junta de Síndicos se hizo todo lo posible por asegurar una transición ordenada de poder en la UPR. Usted le indicó a este servidor que no quería cambios en la administración de la Universidad en los primeros dos años de su término. Le admiré por ello, pero su mensaje no llegó a sus seguidores. A su postura le siguió un desenfrenado ataque a la institución. Su estilo de liderato permitió que la Legislatura dirigiera una acometida insensata contra los administradores de la UPR hasta el punto que no podían trabajar efectivamente. En más de una ocasión se informó a sus asesores que el presidente de la Universidad estaba dispuesto a renunciar ordenadamente, para que intereses partidistas no afectaran la buena marcha de la institución. No hubo respuesta a esos ofrecimientos. Prosiguieron con el ataque incesante a la administración demostrando con ello que les servía más politizar y apoderarse de la institución desde las plataformas de su partido.
En lo que se refiere a la situación financiera de la institución, usted tenía discreción para asignarle fondos ARRA para mantener a la Universidad estable por los dos años de la transición. Al dejar al descubierto el presupuesto de la UPR en el segundo año en la asignación de esos fondos, nosotros le ofrecimos alternativas de legislación social preventiva que a la vez le produjera los fondos necesarios para estabilizar la Universidad. Usted ignoró nuestras propuestas de estabilización de las finanzas de la UPR. Luego decidió hacer burla de ellas en su mensaje a la Legislatura.
Al finalizar mi término en la Junta de Síndicos, yo le indiqué a su asesora en asuntos de educación que aquélla tenía un candidato que pertenecía al partido en el poder, quien estaba en disposición de reemplazarme en mi puesto de presidente de la Junta de Síndicos al vencer mi término en junio del 2009. Ella reaccionó bien al plan de sucesión. A la semana siguiente sus asesores llamaron al candidato sugerido para que desistiera de su disponibilidad. Me enviaron un correo electrónico indicando que la candidata del gobernador era la licenciada Ygrí Rivera. Por mi responsabilidad institucional instruí que la Junta ejerciera su criterio sin esa intervención a todas luces inapropiada.
La Junta, por su parte, decidió elegir a la licenciada Ygrí Rivera para un término de transición. Ella nos había indicado que por razones familiares iba a renunciar en agosto del 2009. El nombramiento así hecho daba tiempo para que se integraran los nuevos miembros de la Junta que usted iba a nombrar y dejar que ellos eligieran al presidente de la Junta de Síndicos. Por razones que desconozco, la licenciada Rivera se ha quedado en la presidencia. Su gestión se ha caracterizado por una total falta de consideración y respeto hacia los distintos sectores de la institución incluyendo la propia Junta de Síndicos.
La Junta que yo presidí operó dentro de un ambiente de gobierno compartido y con una diversidad rica de participantes. La licenciada Rivera y otros pueden darle testimonio del malestar que les causaba a que se desarrollaran dentro de la Junta pequeños grupos que se reunieran para decidir asuntos antes de las sesiones de la Junta. Yo atendí su reclamo porque creo firmemente en la democracia y en la riqueza que aporta la diversidad en la búsqueda de las mejores decisiones. La misma persona que tronó contra los pequeños grupos opera ahora un proceso politizado en sentido partidista que toma decisiones dentro de un círculo cerrado que no respeta los procesos institucionales, ni siquiera los de la propia Junta de Síndicos.
Con la renuncia del presidente de la Universidad, Antonio García Padilla y el cambio de mando en la Junta de Síndicos, con su empeño en reducirle los fondos a la Universidad, usted mismo abrió este capítulo viciosamente conflictivo en la historia de nuestra Universidad. En lugar de dar respuesta a la deficiencia de fondos que nosotros discutimos, usted optó por imponer un recorte de fondos complicando la deficiencia.
Hacer los recortes que usted dictó unilateralmente sin ayudar a reconceptualizar a la Universidad obliga a hacer complicadísimos cambios estructurales en la institución. Además, sin dar tiempo a los ajustes necesarios, su administración les impuso una cuantiosa cuota a los estudiantes. Eso sólo podía suscitar protestas y huelgas. Venir entonces con unas becas es laudable, pero es una iniciativa tardía e insuficiente. Los reclamos del pueblo, de los estudiantes y de sus familiares a lo que apuntan es a que usted actúe ya para estabilizar la Universidad. Una de las más prometedoras estrategias para lograr consolidarla es escuchar a las personas más interesadas. En la Universidad de Puerto Rico se encuentra el talento, la experiencia, y el compromiso que se requiere para superar no solamente los retos de la Universidad, sino los suyos como gobernador y los del país entero.
Señor gobernador: ha llegado el tiempo de que en lugar de enfrentarnos viciosamente, usted busque modos de unirnos para fraguar las rutas constructivas que habrán de superar las dificultades actuales de nuestro país. Comencemos por hacerlo en una institución cuya misión ha sido y es dar alas a la esperanza de superación de todos los retos que podamos tener. La Universidad de Puerto Rico debe seguir siendo el lugar de encuentro de la diversidad, la inteligencia y la esperanza de un futuro brillante para nuestro país.
*El autor es expresidente de la Junta de Síndicos de la UPR. La columna, publicada en El Nuevo Día, se reproduce aquí por su relevancia periodística nacional.