Es un mito que los puertorriqueños sean principalmente inamovibles en sus preferencias de estatus, que se adhieran a una sola preferencia por convicción, fanatismo o partidismo y no puedan ni quieran cambiarla.
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Es un mito que los puertorriqueños sean principalmente inamovibles en sus preferencias de estatus, que se adhieran a una sola preferencia por convicción, fanatismo o partidismo y no puedan ni quieran cambiarla.
En un país como el nuestro donde la historia política se mueve a fuego lento, es todavía muy temprano para saber qué es viable de cara a una nueva consulta plebiscitaria.