«Los amantes pasajeros»… ¿un error?
Si se pudiera llamar trama, la historia pretende que seamos ciegos a una situación tan improbable como absurda. Sí, está bien, sé que la farsa puede acudir a lo absurdo para hacernos reír, pero tiene que tener por lo menos un átomo de realidad para que pensemos que los personajes pueden deambular por las idas y venidas de los caprichos del autor. Aunque en esta hay más venidas que idas, lo que faltan son ideas graciosas que nos lleven a aceptar lo que está sucediendo.
Encerrados en un avión transcontinental cuyo tren delantero está averiado, los pasajeros que van camino a México están drogados en clase turista y desesperadamente cachondos en clase preferente. El estupor medicamentoso lo han inducido los tres azafates gays que reinan sobre la élite que habita los primeros asientos como si fueran Catalina de Medici, Lucrecia Borgia y Linda Lovelace venida a más.
Entre los pasajeros está Norma Boss (Cecilia Roth) una madama que dice tener vídeos de los hombres más importantes de España, haciendo de las suyas, y se pasa amenazando a las tres reinas, cuyo imperio y súbditos incluye los habitantes de la cabina de mandos, de reportarlos por incompetencia a la compañía. Bruna (Lola Dueñas), una clarividente que presiente que ha de ocurrir un desastre, anda buscando quién ha de sobrevivir o no el aterrizaje, y cómo ha de perder su virginidad. Es el personaje más cómico de Almodóvar en esta película: ¡la última virgen de Iberia entra al reino de los 10,000 metros de altura!
Todo el follón del tren de aterrizaje se le debe a Penélope Cruz y Antonio Banderas, que protagonizan papeles “cameo” al principio del filme, pero los dejo para que vean a estos dos guiñándole el ojo al espectador. Un guiño del ojo es lo que vive en la imaginación de Fajardo, el más gordito de las tres reinas. Le parece que se lo hace “El novio” (Miguel Ángel Silvestre), uno de los pasajeros que va de luna de miel a México con su recién adquirida esposa. Fajas, como le dicen sus compañeros, es el más discreto de los tres azafates, y, me pareció, el más gracioso.
El punto culminante de la cinta es cuando los tres azafates hacen un baile y cantan (“lip synch”) “I’m so excited”, tratando de tranquilizar a sus pasajeros. Pero eso lo habíamos visto en los anuncios para la película. Entre tanto, se van creando una serie de coincidencias para sacarnos del claustrofóbico plató de la cabina de primera y, por lo menos, nos dejan apreciar a la hermosa Paz Vega (¡Joder!) y a la semi copia de Penélope Cruz, Blanca Suárez.
Según se va enredando la trama se van declarando los personajes, que terminan siendo bisexuales o gays o, sencillamente, cachondos. Si el término “over the top” aún no les significa nada a los lectores, vayan a ver esta película para que sepan a qué se refiere.
En un reciente artículo del New Yorker (24 de junio de 2013), Almodóvar dijo que la idea de encerrar a los protagonistas en el avión era parecida a los que no se pueden ir de la casa en “El ángel exterminador”. Sí, Pedro… También comentó que a lo mejor toda la película había sido “un error”. No hay mejor voz que la que le dice a un artista que no lo haga. La debió de haber escuchado. De hecho, el mejor título para esta película debió haber sido: “Has Success Spoiled Pedro Almodóvar?”