“Negociando la gravedad”: un tour de tenacidad
Este libro-catálogo- bitácora- libro de artista-documentación fotográfica es en todos los sentidos, un tour de force de una colaboración artística e institucional que queda felizmente documentada para siempre. Es definitivamente, una manera certera de hacer frente al supuesto de “precariedad” que los ensayistas contenidos en el libro, refieren una y otra vez para dialogar, historiar o describir el trabajo de Vázquez a lo largo de estos treinta años de carrera. Y es que de la forma en que el término “precariedad” aparece en varios de los ensayos de este libro, ya sea en la descripción de los modos de producción o refiriéndose a las decisiones corporales, temáticas, espaciales, sonoras y visuales de Viveca Vázquez, es para mí un signo de esperanza, ya que representa la incesante búsqueda que caracteriza la carrera de esta brillante danzarina y coreógrafa; en la que destaca la vuelta al cuerpo como instrumento único y vital para el movimiento y la posibilidad de la reinvención de vivecaland (tierra de Viveca), como le llama la colega de Vázquez, Sally Silvers, para todos los tiempos. Una tierra donde la incómoda caribeñidad urbana encontró una tenaz interlocutora que no se rinde.
Tour de force significa según el diccionario, una gran dificultad que se ha vencido. La publicación de Conducta es salir de una etapa y entrar en otra, donde lo precario pasa al orden de una ética del movimiento convertida en una estética particular, es de hecho, como lo confirman el conjunto de ensayos de este libro, las fotos y el prístino diseño de Marianne Ramírez, una precariedad fecunda y no carente. El libro es entonces el futuro, aunque la huella que pretende dejar es la del pasado.
Bailar es pensar y es pensamiento en movimiento.
Los textos de este libro reúnen algunos de los pensadores y artistas que comparten la mirada inquisitiva de Vázquez al quehacer cultural del cuerpo y que son además, para mí, algunos de los más incisivos críticos culturales del arte contemporáneo. Probablemente en ningún otro documento publicado aquí (en Puerto Rico), encontraremos explicaciones asociativas de lo que fue y ha sido la intervención artística postmoderna en Puerto Rico. Además de las intervenciones críticas, el libro contiene dos dimensiones fotográficas: las fotos históricas de las coreografías en el tiempo y las exquisitas fotos de lo que fue el proyecto Conducta en el MAC desde abril hasta septiembre del 2013. Las fotos también narran la experiencia del pensamiento en movimiento, del diálogo entre el pasado y el presente, y muy elocuentemente, sobre lo que se le escapa a la palabra: la intervención del performance en el espacio arquitectónico del MAC. El libro es una convocatoria de los múltiples espacios de encuentros de cuerpos y mentes que comenzaron a encontrarse en los ochentas y que sellan el pacto en el 2013.
En la presentación escrita del libro, la directora, Marianne Ramírez, quien hizo además el diseño, contextualiza este espacio-lugar como uno que siempre tuvo la previsión (ver desde antes), de que para representar la vanguardia, había primero que serlo. Y esto, como este mismo proyecto ha demostrado, requiere de conductas inusuales para la cultura museográfica, requiere tomar riesgos y romper las propias reglas, errar elegantemente en nombre del arte. Bajo el título Taller Vivo, el trabajo de Viveca Vázquez en vivo, la reunión de miembros de Taller de Otra Cosa, grupo fundado por Vázquez, y los foros y encuentros educativos concretizaron la visión que la directora expresa sobre el museo: un laboratorio de prácticas artísticas, un centro de investigación: en otras palabras: un lugar idóneo para pensamientos en movimiento.
Nelson Rivera el curador invitado, cita el reto que presupone esta muestra: de hecho, habla de la dificultad de recrear el “aroma de la obra ahora inexistente”. El formato libro permite leer a Nelson, desde la curadoría y ver las fotos de la exhibición a la cual alude. Ya no estamos ante el signo de la precariedad, estamos frente a la potencialidad de lo que fuera arte efímero que fue creado para cada contexto mostrado en la sala. De hecho Nelson recalca las condiciones de las representaciones que se recordaron en la sala del Museo: “Presentaciones en espacios alternativos que carecen del aparato del “gran teatro”, publicidad y programas impresos en medios de bajo costo, vestuario en el que el poliéster reina triunfante: esta es la estética de ferretería de barrio, de tienda por departamento, de almacén de segundas manos, de la fotocopiadora, del “lo-agarro-con-imperdibles-o-grapas-y-pa’-lante”. Añade el curador: “y dentro de esa precariedad, [impera] la disciplina, la persistencia, la obstinación”. Concluye Rivera su intervención escrita con las siguientes palabras, que emulan el espíritu del libro:
“Nunca ha estado sola nuestra danzante y su obra hace visible la solidaridad y el compromiso de que dan fe el gran número de artistas colaboradores que esta muestra también festeja.”
Susan Homar, la historiadora oficial de la danza en Puerto Rico y la compañera de ruta crítica durante estos treinta años de danza postmoderna, provee en su primera intervención, pues habrán varias, un ensayo de contextualización histórica, que sienta las bases para el corpus de trabajo de Viveca y que la ve desde sus múltiples facetas coreográficas, docentes y en sus colaboraciones colectivas. Además de citar de las coreografías y hacer un análisis fresco desde la perspectiva de un macromundo vivekiano del movimiento, cita las palabras y conceptos de la artista, dejándonos escuchar la voz de Vázquez por primera vez en el libro.
El ensayo de Homar tiene la responsabilidad de resaltar la importancia de este legado coreográfico, el campo de juego de las coreografías, tanto desde al aspecto del movimiento y la danza, como de la temática social que interpelaba y, más que ningún otro ensayo de esta publicación, tiene la misión de dejar para la posteridad la definición que la artista del movimiento quiere dejar inscrita y cito a Susan citando a Viveca:
“(…) lo mío muy bien podría ser un acto corporal desmesurado, un algo de movimiento compuesto de formas y ángulos inaceptables, sutilezas emocionales fuera de foco, ritmos fuera de tiempo, fuerzas fuera de balance y fraseos no sincronizados. Sin embargo, toda esa disyuntiva se iba sintiendo familiar y hasta cómoda, en mis dislocamientos profundos del entendimiento visceral privado. No sé, algo como animal y provocador. (…) Me movía literalmente en una zona corporal de carga física y emocional donde a la vez me sentía libre y liviana. Y eso, ¿no es danza?”
Concluye Susan que:
“CONDUCTA resalta lo que atraviesa toda su obra: su espíritu crítico, mirada penetrante, rigor absoluto, disciplina, integridad, dedicación y generosa solidaridad. Es espejo en el que debemos mirarnos, testimonio –tal y como ella se lo propuso– de su paso por el arte puertorriqueño de los pasados treinta años.”
Y hablando de espejos, la inclusión de un texto de una de las intérpretes de Vázquez, Alejandra Martorell, nos remite al terreno de la creación. Para trabajar con Viveca hay que participar de la incógnita y abrirse a la posibilidad, redefinir en el proceso cómo ella piensa el movimiento y en qué pensamos nosotros cuando nos movemos para ella. Martorell lo resume así:
“la inclusión de lo no-bello en el trabajo de Vázquez me abrió una puerta ancha para reformular desde adentro una visión de lo que es arte. Lo feo (extraño, diferente y, en mi caso, extrañamente seductor) no era necesariamente una consigna de su trabajo tanto como una apertura a la diversidad de experiencias, sensaciones y urgencias que eran la materia bruta de su creatividad.”
Continúa en su ensayo, revelando la manera en que la coreografía misma de Vázquez contiene su manera de crear: “Es decir, que el público comparte en ese sentido un poco de la experiencia de los bailarines en el montaje, de atar signos, mensajes, intenciones y registros.”
Liliana Ramos le hace eco a las palabras de la intérprete en su ensayo titulado, “Contradanza: error y errancia en la creación” El espejo del que habla Alejandra para verse dentro de la coreografía de Vázquez, es aquello que evoca Lilianna en su escrito sobre errar desde la artista-creadora. “La errante”. Dice Ramos:
“La misión de un arte errabundo no es conocer el mundo en su materialidad o en sus relaciones, sino presentarse el mundo como otro del que es, estallar y colapsar sus posibilidades e imposibilidades.”
Dentro de este marco creador, Ramos invoca el talento de los cuerpos que aceptan el reto de la errancia, ya que adoptarán el rigor necesario para aceptar equivocarse. La manera de Ramos exponerlo, recuerda los distintos cuerpos que se han prestado al reto, desde los más virtuosos bailarines de la danza moderna tradicional, hasta estudiantes no-iniciados en movimiento, actores y otros profesionales del arte. Esa mirada errante de Viveca a cuerpos que pudieran comunicar justamente lo contrario de lo esperado, se denomina aquí: contradanza.
Ruben Ríos Ávila, en su ensayo rinde hermoso homenaje a la contribución de Vázquez a lo que él construye como una ética siguiendo al teórico social canadiense Brian Massumi: “Massumi ha definido la ética como un modo de compartir la incertidumbre, y estas piezas de Vázquez aspiran a contagiar al espectador con su particular sabiduría de lo incierto. …sigue diciendo: “Viveca Vázquez nos propone un aprendizaje de lo incierto, una ética de malabarista. En vez de apostar por el futuro donde todas las preguntas aparecen contestadas como cristalizaciones de un estatus estable, ella apuesta por ocupar el espacio actual, su ahora, con convicción e intensidad..”
Además de hacer un elocuente puente entre la danza y la escritura, evocando el supuesto del cuerpo pensante y por ende del pensamiento en movimiento, convoca la memoria de Mara Negrón- la amiga y colaboradora fallecida el año pasado, a quien se le dedica la publicación. Mara está presente en el texto de Rubén, en su lectura de las piezas escogidas, sus preferencias coreográficas, haciendo de este ensayo una especie de dueto que rinde ante todo, homenaje a una amistad articulada como una estética pensante-danzante.
Siguiendo esa línea de los colaboradores que cruzan al bigbluebutton terreno de la amistad, en la publicación se incluyen dos ensayos adicionales que completan la visión holística de una artista y su “cuerpo” de trabajo. Ahora es el turno de la colega del baile: la coreógrafa y poeta Sally Silvers, colaboradora de diversas etapas de la trayectoria de Viveca, quien titula su ensayo Palabras claves para VV. Estas son: AUDACITY, HISTORY/TRADITION, DOMESTIC/SOCIAL SPACE, MOVEMENT/POLITICS, SELF/SUBJECTIVITY. Estos conceptos, con los cuales el libro se ha venido construyendo desde la perspectiva local, ahora desde una perspectiva internacional, se tornan en “claves” para una lectura que trasciende fronteras. Dos colegas, cuya colaboración ha girado precisamente en torno al lenguaje.
La parte de la escritura formal dentro del libro, culmina con una entrevista a Marimater O’Neill, conducida por Susan Homar y José Pepe Alvarez, el responsable de cerrar el ciclo de Conducta en el MAC, y también el futuro del legado. O’Neill añade al libro el diálogo de proceso, una parte intrínseca de la manera en que Viveca ha construido su “corpus”, y a su vez una reflexión del proceso del arte de unas inclinaciones particulares en Puerto Rico desde los ochentas hasta hoy día. Parte de la anécdota y la abandona para proveernos la “gravedad” del asunto: las claves corporales y pictóricas que hermanan sus estéticas y búsquedas paralelas. Se transforma el trazo mismo de la pintura, al aprehender el “cuerpo como conocimiento”. De ahí la interesante lectura del “gesto” caribeño de Viveca o la polaroid- foto instantánea de Puerto Rico en el seno de su postmodernidad, o en otras palabras:
“Hay artistas que elaboran los andamiajes y proveen las herramientas para comprender nuestro momento y que además se anticipan a los cambios en proceso, provocando reflexiones que impactan socialmente. Y Vázquez es una de esas personas, una de muchos artistas que han sido clave en la forma en que se manifiesta el Puerto Rico de hoy.”
El libro-catálogo, además es una edición bilingue, con las lujosas traducciones al Inglés del virtuoso traductor Andrew Hurley y al español en el caso del ensayo de Sally Silvers, de María Eugenia Hidalgo. Susan Homar, Antonio Martorell y Ramón Rivera Server proveen citas puntuales que sirven de transiciones entre los ensayos y finalmente se incluye toda la documentación de lo que fue y ha sido CONDUCTA.
NOTA: El catálogo está a la venta en las librerías de Río Piedras: La Tertulia y la Librería Mágica; y en Santurce, en Libros A.C. y en el Museo de Arte Contemporáneo.