¿Pensar la psicosis?
Psicosis, esquizofrenia, paranoia, demencia, manía y locura son significantes que con demasiada rapidez referimos al discurso y al ámbito de la psiquiatría. Este discurso, a su vez, lo ha ido confinando en el catálogo de las enfermedades y los trastornos sin desplegar más preguntas que las que el Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales requiere. El interés que estos cuadros clínicos provocaron en los pioneros de la psiquiatría y de la psicopatología del Siglo XIX y principios del Siglo XX pareciera haberse desdibujado principalmente ante el reclamo de costo-eficiencia y costo-efectividad impuesto por los planes médicos y por las aseguradoras. Esta situación ya no permite el tiempo necesario para la reflexión y la formulación de preguntas y respuestas, que es el corazón del trabajo clínico. Los modos de tratamiento actuales son estandarizados y se reducen a protocolos preestablecidos para cada trastorno mental, sin tener en cuenta el padecimiento singular de cada paciente. Sin profundizar en la lucrativa economía que esta perspectiva supone, cabe destacar que los medicamentos anti-psicóticos se sitúan entre los más recetados a nivel mundial con cifras billonarias de beneficio para las casas farmacéuticas.
La deriva organicista que prevalece en nuestros días ha dado paso al abandono paulatino de los referentes teóricos indispensables para pensar la clínica de las psicosis, y plantear alternativas terapéuticas distintas, o al menos complementarias al recurso farmacológico.
Pareciera que las psicosis, la locura, la esquizofrenia y la paranoia ya no causan sorpresa ni representan un enigma o un reto para los clínicos de nuestros días. Las preguntas sobre sus orígenes, sus posibles causas, sus modalidades de expresión así como el estudio y análisis de los fenómenos perceptivos, cognitivos y afectivos que con ella se despliegan no parecen ser un eje de estudio e interés. Tampoco parecieran ser importantes las condiciones históricas, sociales, políticas, económicas y familiares que darían contexto al surgimiento, desencadenamiento o agravamiento de una psicosis. Y menos aún parecieran contar el sufrimiento, la palabra y la responsabilidad de los sujetos trastornados que llegan a los hospitales, a las salas de emergencia o a las oficinas privadas de los profesionales de la salud mental.
Pero el estudio de los padecimientos del psiquismo humano no puede reducirse a otorgar un diagnóstico basado en taxonomías estadísticas. Su despliegue exige de un soporte conceptual mucho más profundo y ponderado, y de un saber atento y riguroso que atienda a la singularidad de cada cual. Solo así se puede entender la complejidad implicada en el acto de diagnosticar una «psicosis». Para ello se requiere del reconocimiento de las posibles condiciones de su procedencia y desencadenamiento, así como de la escucha de la palabra y del decir de aquellos que padecen intensamente los recovecos y conflictos de su subjetividad. Se trata de poder pensar en lo que le sucede a cada cual en particular. Se trata de descifrar desde cuándo y porqué sufre de eso que en principio,padece, y no de otra cosa. Se trata de precisar sus síntomas, y cómo ellos se trenzan con su economía psíquica; qué dicen o muestran sus alucinaciones, cuál es el tema de su delirio y cuál podría ser su función, cómo despliega su palabra y cual es su capacidad de interrogar e interrogarse sobre lo que le sucede. Se trata además de entender qué lugar ocupa el cuerpo en su discurso; qué vicisitudes afectivas presenta, cuáles son los puntales de su precaria estabilidad, y cómo cuentan sus vínculos con los otros y con el orden social.
Formularse esas preguntas es un asunto no solamente clínico sino también ético, y requiere de tiempo, de mucha paciencia y de un marco teórico que ofrezca una brújula para la escucha, y que sea capaz de perfilar posibles respuestas. El psicoanálisis lleva más de cien años intentando acercarse al mundo de las psicosis y aportar pistas teóricas para cuestionar los mecanismos psíquicos y los modos de funcionamiento que la sostienen. Pensada por Sigmund Freud a través de más de cuatro décadas, la psicosis fue teorizada en función de sus modos de organización defensiva, de los modos regresivos de organización libidinal, y bajo la forma particular de una pérdida de la realidad resultante del conflicto entre el yo y el mundo exterior.
Luego con Jacques Lacan, la psicosis fue repensada por más de cinco décadas con el recurso de los tres registros: lo real, lo simbólico y lo imaginario. Enfatizando en cada uno de ellos se fueron perfilando las singularidades y posibles deficiencias de la estructuración del psiquismo en la psicosis, se fue interrogando la función de suplencia que el delirio pone a jugar para el sujeto, analizando los impases del deseo y del lazo social en la psicosis, y descubriendo los posibles modos de satisfacción que se juegan en ese escenario psíquico.
El legado de Freud y de Lacan ha dado pie para el despliegue de espacios de reflexión, de escucha y de tratamiento de la psicosis en muchos países a través del mundo: en Francia, en Inglaterra, en Canadá, y en distintos lugares en América Latina destacándose particularmente los trabajos realizados en Argentina.
Desde esta experiencia clínica argentina se estarán llevando a cabo los días 22, 23 y 24 de octubre de 2015, una serie de actividades auspiciadas por el Foro del Campo Lacaniano de Puerto Rico. El psicoanalista Gabriel Lombardi estará dictando una conferencia pública en el anfiteatro de arquitectura de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, el jueves 22 a las 5:30 p.m. bajo el título: Capitalismo, esquizofrenia y depresión. El viernes 23 y sábado 24, dictará un seminario clínico titulado El psicótico analizante, organizado en tres conferencias. La primera abordará la concepción lacaniana de la psicosis, la segunda perfilará la distinción entre psicosis y locura; y la tercera abordará las perspectivas de un trabajo analítico con un sujeto psicótico.
Se trata de una importante oportunidad para perfilar las versiones y tipos clínicos de la psicosis con el apoyo de las coordenadas teóricas propuestas por Jacques Lacan; de reflexionar sobre los modos en que se plantea la cuestión de la libertad y del lazo social en la psicosis y en la locura; y de reflexionar sobre los modos en que se juega la transferencia y la dirección de la cura en las variantes clínicas mayores de la psicosis. Es entonces un convite a abrir preguntas sobre cómo pensar las psicosis y cómo abordarlas desde un trabajo clínico que parta del reconocimiento del sujeto como deseante y de la puesta en perspectiva de sus avatares con el orden del lenguaje, la palabra y el discurso. Sin duda la experiencia teórica y clínica del Dr. Lombardi serán fundamentales para adentrarnos en el complejo universo de las psicosis.
El Dr. Gabriel Lombardi es médico y doctor en Psicología de la Universidad de Buenos Aires y Analista Miembro de la Escuela (AME) de la Escuela de Psicoanálisis de la Internacional de los Foros del Campo Lacaniano; Profesor Titular Regular de Clínica Psicológica y Psicoterapias: Clínicas de Adultos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Ha ocupado cátedras como docente invitado en universidades e instituciones asistenciales en la Argentina y múltiples otros países (Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Bolivia, España, Francia, Italia, EEUU, Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda). Es autor de múltiples publicaciones científicas y de varios libros, entre los que se encuentran:La clínica del psicoanálisis I, II y III (Atuel, 2000), La aventura matemática de Cantor, Godel y Turing: libertad y rigor psicóticos (Ed. Champ Lacanien, 2005); Clínica y lógica de la autorreferencia (Letra Viva, 2008); Singular, particular, singular. La función del diagnóstico en psicoanálisis (JVE, 2009); La libertad en psicoanálisis (Paidós, 2015); y El sujeto del deseo (Letra Viva, 2015).
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