Reinitas
Pensar y escribir han sido para mí formas de cuidarme, de cuidarnos. En esta ocasión, sin embargo, escribir ha sido solo el resultado de la disciplina desde niña aprendida y de la responsabilidad por un compromiso asumido. Seré franca: esta vez se me ha hecho difícil, muy difícil. Estoy convencida que parte del esfuerzo de cuidarnos consiste en celar el ángulo de mira sin claudicar el imperativo crítico. Es decir, cuidarnos tiene que ver con negarse a mirar solamente “malas noticias” o las noticias desde “lo malo”, pero no por ello suscribir la falsa y simplona alegría del “todo es cuestión de actitud”. Mas, dígame si es o no cierto que hoy por hoy esa tarea es sendo tostón. La tragedia –clásica palabrota que no ha de usarse ligeramente– se asoma dondequiera: los estragos del dúo dinámico colonización-capitalismo neoliberal nos chupan el vivir, literal y simbólicamente, tenga usted la actitud que tenga.
Ira.
Frustración.
Cansancio.
Se sienten milenarios.
Puerto Rico: caudal inmerecido de diversidad ecológica tirado al vertedero de la explotación, la dependencia, el plástico, el cemento, el petróleo, las manipulaciones genéticas de organismos, la industrialización y el progreso de los subsidios y devengan que salimos baratos, y de exenciones contributivas para los manteníos corporativos y de colmillos-afilaos-vamos-a-privatizar y de deudas en cifras de i… Y me digo, tienes que seguir pensando, analizando, preguntando, cuestionando, dialogando, escribiendo, creando, cuidando, porque habrán ganado si no, porque no puedes renunciar a lo único que tienes, la dignidad de ser diferente, pero mi pana… esto está fuerte… Me sublevo contra la tragedia administrativa de mi país a sabiendas que tienen instrucciones y que, en última instancia, no deciden na, na de na, porque tienen el pam pam seguro del Congreso de EE.UU. y del FMI y del BM, porque aquí, como lo hacemos mejor, como somos estrellas, la colonización no es una sola, no, sino la tripleta de la clásica ¿pernil? (Europa occidental), la nueva ¿biftec? (EE.UU.) y la novísima ¿jamón? (capitalismo neoliberal, edulcorado como globalización). ¡Ay de quien no come carne!
Estoy noquiá.
Llagas.
Tajos.
Moretones.
Hoy, al despertar, advertí en el suelo el nido que había visto hacer, con paciencia y cuidado igualmente milenarios, a un par de reinitas a lo largo de varios días. Por la distancia a la que se encontraba el nido respecto a su localización original, era evidente que la responsabilidad de la caída no era de las reinitas. Quedé en horror y en silencio. Algunos segundos después, a toda prisa, voló junto a mí una reinita, el amarillo de su pecho brillando, con un hilo de paja colgándole del pico.