Ruiz Belvis, si uso un argumento de Estrade, era un «masón inconforme» o un «heterodoxo dentro de la heterodoxia» como señalaba Dávila del Valle. Su actitud demostraba que siempre se podía ser más radical si la situación lo exigía.
Ruiz Belvis, si uso un argumento de Estrade, era un «masón inconforme» o un «heterodoxo dentro de la heterodoxia» como señalaba Dávila del Valle. Su actitud demostraba que siempre se podía ser más radical si la situación lo exigía.
El hecho de que la historiografía puertorriqueña la hubiesen manufacturado liberales reformistas y autonomistas resultó determinante en aquella actitud de complacencia del liderato político e intelectual tras el 1898.
El conservadurismo y el liberalismo tenían por adversario natural común al separatismo. Desde la perspectiva conservadora, equivalía a no ser un buen español. En la perspectiva liberal, no se era un buen criollo.
Aquellas voces del abanico liberal, al igual que los conservadores, eran afirmativamente integristas, imaginaban que el progreso del siglo se debía a España.
La riqueza ideológica del Separatismo ha sido obscurecida por la insistencia a vincularlo con el Independentismo y el Nacionalismo, tal y como maduraron en la segunda parte del siglo 19.