Llegó la hora de establecer un programa que nos permita convencer a nuestra población de una independencia de cara al futuro, a partir de las circunstancias particulares del Puerto Rico de hoy.
Llegó la hora de establecer un programa que nos permita convencer a nuestra población de una independencia de cara al futuro, a partir de las circunstancias particulares del Puerto Rico de hoy.
Puerto Rico sería un estado mendigo, una carga para un gobierno federal que tampoco está en su mejor momento. A la luz de la experiencia histórica, nada va a pasar con las iniciativas de status.
La cuestión del estatus como eje de la política criolla no resuelve los asuntos del país, pero los partidos emergentes que no representan una alternativa de estatus no tienen posibilidades ante los demás.
El estatus político se encuentra en un “punto muerto”. Se trata de una premisa que choca con la actitud vociferante de ciertos sectores a la derecha y a la izquierda del espectro político local.
La estadidad, ¿es «un fantasma», o es jugar a la Ruleta Rusa con el destino de Puerto Rico? El autor comenta los caminos enlodados y traicioneros que llevan al propuesto plebiscito sobre el status político.