El día de los muertos
“All life in nature procedes from death, as death from life. This is most obvious in the vegetable world, in which the mulch from once living plants is essential for new growth. The acknoledgment of this interdependence and continuum between life and death is expressed in prehistoric mythologies as the Mystery at the core of all being. It is no wonder that the lives of ancient peoples seem to have pivoted around seasonal observation of death and regeneration.”
-Marija Gimbutas, The Civilization of the Goddess. The world of old Europe
Llego photo finish al encuentro en el Burger King de Ciales. El grupo de carros liderado por una pickup roja se apresta a salir del parking. Saludo al guía de la excursión y bromeo porque me iban a dejar. Los sigo por el camino zigzagueante que se adentra en la montaña; el destino es el área Natural Protegida Yuyú. Las curvas me desorientan. Cruzamos dos portones y llegamos a un paraje sembrado de grama junto a una casa abandonada, y allí estacionamos. Reconozco el lugar, aquí Para la Naturaleza realiza otra de las investigaciones del proyecto Ciudadano Científico. Ordeno mi equipo mientras el investigador explica el procedimiento de captura y nos comunica que debemos avanzar, pues hay que poner las redes antes de la puesta de sol, que hoy será a las 6 de tarde y ya son las cinco y media. Preparo a toda prisa la cámara para la penumbra, me echo la mochila a la espalda y sigo al grupo por la vereda que se adentra en el bosque. Al final del sendero hay un río, pero nos detenemos a medio camino y los voluntarios comienzan a instalar en zigzag las redes “de niebla” que son apenas perceptibles. Yo documento todo el proceso. Al final del estruendoso canto de los grillos, ya no queda más luz que la de los head lamps que te ciegan cuando alguien te mira de frente. Justo a la caída del sol, la primera especie en volar será el “murciélago frutero nativo” (Stenoderma ruffum), el único murciélago, de las 13 especies que habitan en Puerto Rico, que es endémico de nuestra isla, es decir, que solo habita aquí. Terminamos de instalar las redes y subimos a esperar.El señor de los muertos
Los taínos creían que los muertos iban al Coaybay («morada de los ausentes») en el extremo de una isla llamada Soraya. Un lugar inaccesible para los vivos, gobernado por Maquetaurie Guayaba1 señor de los muertos, cuyo símbolo era el murciélago2 pues estos animales, al igual que los espíritus, duermen de día y salen de noche. A las almas de los muertos, les llamaban operitos u opías y a las de lo vivos goeíza. Según cuenta fray Ramón Pané, los taínos creían que los opías salían de noche a comer guayabas, como los murciélagos,3 “por ello,” en palabras del mismo fraile, “no sin gran miedo se atreve algún indio a ir solo de noche«.4 Para los taínos los opías también podían meterse en el cuerpo de las personas y los animales, podían aparecerse como familiares o ancestros, y como los íncubos, podían seducir a los mortales. Por esta razón, según le contaron a Pané, los taínos se tocaban la panza para saber si estaban peleando o siendo seducidos por un operito, pues según ellos, los muertos no tienen ombligo. La vida de los opías en el “Otro Mundo” parecía muy grata, consistía en salir de recreo, bailar areytos, y para gran escándalo de aquellos cristianos medievales, hacer el amor libremente.
De mis pensamientos me saca la voz de una de las voluntarias, al decir que es de Barranquitas, del campo, y que de niña en las noches le temía al bosque sin ninguna explicación. Cerraba las ventanas del cuarto porque le causaba pavor la oscuridad. Me parece extraño, aunque yo me crié en una urbanización donde casi no había oscuridad y de niña, también sin explicación alguna, todos le teníamos miedo a los de Sabana Seca que vivían al otro lado del río. De pronto se escucha una carcajada tenebrosa en el bosque, es un múcaro –otro símbolo de la muerte para los taínos– cuyo canto se distingue entre los cánticos agudos de los coquíes, por su característica gravedad. La noche en Borinquen está llena de voces.
Pasaron 15 minutos y es hora de bajar a inspeccionar la red. Para nuestra satisfacción han caído dos murciélagos. Los pobres indefensos atrapados como en una telaraña gigante e invisible, aletean impotentes y desesperados. El investigador sirviéndose de una especie de aguja de tejer, con gran meticulosidad y paciencia, libera al primer murciélago. Una chica sostiene al segundo, para que no se haga daño o se coma la red. Ambos son de la especie “frutero común” {Artibeus jamaicensis). El investigador nos muestra los detalles del hocico, la hojuela nasal puntiaguda, sus alas, el uropatagio o membrana dorsal. Nos cuenta que esta especie come frutas, como la mayoría de nuestros murciélagos y que son vitales en el ecosistema para la dispersión de semillas. Mientras lo mide y nos explica, el murciélago con su boca pequeñita de dientes afilados muerde sin éxito el guante de construcción que usa el investigador para protegerse. Si bien en Puerto Rico no existen las especies que se alimentan de sangre, la mordida del murciélago, como la de las mangostas, puede causar rabia. Claro, que para que te muerda un murciélago hay que tenerlo así, entre las manos contra su voluntad, poniendo su vida en peligro.
Los muertos y el otro mundo
Me pregunto cuánto del miedo a los murciélagos, a los pájaros nocturnos y a la noche es una herencia de la mitología de nuestros ancestros taínos o de los cristianos medievales que los conquistaron. Estos últimos también asociaban a los murciélagos con la muerte. Sin embargo, la mitología cristiana es una de las pocas filosofías mágico-religiosas que se apartan de la observación de la naturaleza como principio metafórico-analógico, y de su vinculación con la astronomía como calendario agrícola/pastoral. Separando así los procesos de la vida y la muerte en dos. Adjudicándole a la naturaleza y a todo lo terrenal -como al sexo- un valor negativo, o perverso, “diabólico”. Tendríamos que analizar los miedos y tensiones que dieron paso a la era cristiana. Por ejemplo, estos creían que los murciélagos eran demonios al acecho de las almas, o el espíritu de almas condenadas al infierno, y que salían de noche de las tumbas donde se pudrían los muertos, a succionar la vida de los dormidos.5 La muerte es fundamental en la mitología cristiana, pues el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo es el eje central de toda la iconografía, los rituales y el calendario cristiano. Aunque estos mitos de muerte y resurrección de dioses y diosas son comunes a todas las mitologías, pues representan el eterno ciclo de vida-muerte-vida de la naturaleza y en los países invernales, la muerte y el renacimiento del Sol en el solsticio de invierno, el 21 de diciembre. Uno de los ejemplos más ilustrativos de este ciclo de muerte y regeneración asociado con las estaciones es el mito de Perséfone, hija de los dioses Zeus y Deméter quien es la diosa de la vegetación, de los campos y la agricultura. Hades, señor de los muertos y del “Otro Mundo” situado en el centro de la tierra, se enamora de Perséfone y la rapta. Deméter busca a su hija angustiada por toda la tierra y al no encontrarla se deprime, haciendo que toda la vegetación muera y no dé frutos. Los mortales desesperados ante la falta de alimento imploran a Zeus, quien para impedir que la humanidad desaparezca transa con Hades en que Perséfone pasará parte del año en el Olimpo, con su madre, dando paso a los meses de primavera y verano. Y la otra parte del año en el inframundo con Hades, provocando el otoño y el invierno.6 Y así los griegos explicaban el eterno ciclo de la muerte y resurrección de la naturaleza.
Detrás del héroe muerto
Con el cristianismo y sus escrituras, se promueve una fractura en la relación del ser humano con la tierra y la naturaleza. Por otro lado, la imagen de un hombre joven, crucificado, semidesnudo, cubierto de heridas sangrantes, con una corona de espinas y muerto, es una estampa a la vez terrorífica y erótica, de gran morbosidad. Si a esta imagen le sumamos el significado de quién es el hombre que yace muerto y humillado en la cruz, podemos descubrir un poderoso subtexto tras este icono: “Si a Dios hecho Hombre hemos asesinado por predicar un mensaje de libertad para su pueblo esclavo, qué no podríamos hacer contra sus seguidores, simples mortales”. ¿Cual es el mensaje detrás del héroe muerto? Es importante apuntar, que en todas las mitologías, la muerte del héroe, heroína o dios, representa la bajada iniciática de este, al inframundo u “otro mundo”, simbolizando un rito de paso del inconsciente, necesario para la individuación de la personalidad, para alcanzar nuevos niveles de conocimiento y la madurez, por esto siempre va seguida de una gloriosa resurrección.7 Sin embargo, aunque en el cristianismo el binomio muerte-resurrección de Cristo es el gran misterio, su iconografía enfatiza la representación de la muerte y relega la resurrección a un tercer plano, en términos iconográficos.
Sincretismo romano
Es esclarecedor el contexto histórico en el que surge y se propaga la secta cristiana, pues vemos cómo las tensiones entre la aristocracia romana, las regiones colonizadas y los esclavos desembocan, a fuerza de mucho sincretismo en lo que se convirtió luego en la Iglesia Católica Apostólica Romana, manteniendo la sede de su poder y control, ahora moral, en Roma. Vale señalar que la República Romana, conquistaba y se expandía pero no imponía su religión. Lo que hizo que por todo el territorio que ocupaba –Europa, Medio Oriente y el Norte de África– las múltiples religiones de los pueblos conquistados coincidieran y se mezclaran, y en ocasiones surgieran nuevos cultos. Esto sumado a las continuas tensiones que existían entre los ciudadanos y no ciudadanos romanos, la pobreza en las calles, la precariedad de la vida de los esclavos, y la explotación de las colonias, la sociedad romana era una bomba de tiempo para focos de insurrección por todos los confines del imperio.8 Por otro lado, hay que entender la sicología de esta gran metrópoli cosmopolita, en la que el entretenimiento principal de las masas eran los espectáculos sangrientos en los que gladiadores –esclavos- luchaban a muerte entre ellos o contra animales salvajes como leones, elefantes u otros. En ocasiones el espectáculo consistía en echar esclavos a los leones, simplemente para entretenerse viendo cómo los devoraban vivos. Sumado a esto, todas las religiones de la época practicaban el sacrificio ritual de animales o personas.9 Imagino que las calles del imperio romano debían oler a sangre.
De cultos y misterios
Para el siglo I d.C. en Roma, existían varios cultos mistéricos –de doctrina secreta– ampliamente difundidos. Entre estos destacaban el maniqueísmo, que intentaba agrupar todas las religiones; los gnósticos, que promovían la salvación del mundo material a través del conocimiento intuitivo; el mitraísmo, luego Sol Invictus, muy propagado entre los centuriones y los emperadores, culto de origen persa que creía en un solo dios solar, no permitía la entrada a mujeres y estaba jerarquizado al estilo imperial; y finalmente el cristianismo, que tenía sus raíces en las escrituras judías reinterpretadas por judíos helenizados o los “gentiles”, y las leyendas del paso del mesías, liberador de los pobres, por la tierra. Este último y su prédica de la esperanza escatológica10, se había convertido en la religión de las mujeres, los pobres y los esclavos, todos grupos marginados por el imperio. Y claro, en el siglo 3 d.C., ante un imperio que comenzaba su lento colapso por las luchas internas de poder, las constantes insurrecciones, las invasiones bárbaras, la “peste”, la pobreza rampante y la corrupción generalizada, el cristianismo se convirtió en el culto ideal para ser la religión oficial del imperio. Los emperadores Teodosio y Constantino fueron los responsables. Pero es Constantino, también iniciado en el mitraísmo, el responsable de sincretizar ambos cultos, con el propósito de unificar el imperio y gobernar a las gentes a través de sus creencias. Es Constantino quien convoca el Primer Concilio de Nicea e instituye como fecha de nacimiento de Jesús, el 25 de diciembre, día del nacimiento de Mitra y fecha del solsticio de invierno para aquellos tiempos.11 Esta nueva religión se caracterizó por la intolerancia religiosa, la persecución a los paganos y el sincretismo con sus festivales. Y aunque eleva a nivel metafórico/simbólico la práctica del sacrificio ritual a través de la eucaristía, contradictoriamente durante toda la Edad Media y el Renacimiento se dedicó a promover las guerras santas, la Inquisición y la conversión forzosa, mediante la violencia y la demonización de todo grupo cultural que no compartiera su credo. Haciendo de la muerte y el miedo, sus principales instrumentos de evangelización.]
La noche avanza, si hablo de todo lo que estoy pensando me van a mirar raro. Así que guardo silencio y me concentro en documentar cómo los murciélagos recién atrapados son puestos en unas bolsas de tela blanca, pues están muy nerviosos y el investigador teme que entren en shock. Allí estarán un rato hasta que se relajen, entonces se procederá a marcarlos y liberarlos. Es tiempo de bajar nuevamente hasta la red. Encontramos enredado un murciélago de la especie “de las flores” (Erophylla bombifrons). Es muy pequeño, me parece frágil y no para de chillar al ser manipulado. Se alimenta principalmente del néctar de flores, contribuyendo a la polinización. Por su tamaño no se puede marcar, así que luego de medirlo y registrarlo en la hoja de monitoreo se deja libre.
De brujas, difuntos y santos
En estos días de finales de octubre el murciélago abunda entre las decoraciones de las tiendas y las casas, junto a imágenes de esqueletos, calabazas y fantasmas, entre otros espantos. En las fechas del 31 de octubre, el 1 y el 2 de noviembre se celebran sucesivamente tres ceremonias asociadas a la recordación de los seres queridos ausentes y la muerte en general. Halloween, el Día de los Muertos y el Día de Todos los Santos. En principio esta era una de las 8 fechas sagradas del calendario agrícola/pastoral celta, conocida como Samhain, “fin del verano”, pues quedaba entre medio del equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Esta temporada era muy significativa para los antiguos celtas y también para los posteriores irlandeses y bretones medievales, pues marcaba el final de la cosecha y el inicio del invierno. Era el momento en que el ganado lo traían de las zonas de pastoreo del verano, momento idóneo para sacrificar los animales que servirían de provisión para los crudos meses de invierno, cuando la naturaleza temporalmente muere.12 Además, era la celebración de fin del año celta, y porque los días se hacían cada vez más cortos y las noches cada vez más largas, oscuras y frías, se creía que el velo que separaba el plano terrenal del “Otro Mundo” era más delicado, por lo que las almas de los seres queridos difuntos, ancestros, así como las hadas y los duendes y otros espíritus no bienvenidos, podían cruzar transitoriamente al mundo de los vivos. Pero también los vivos podían pasar a ese “Otro Mundo” del prodigio.
Vida-muerte-resurrección
“El concepto del Otro Mundo es verdaderamente central a la mitología de las creencias célticas… Evidentemente, no hay que entender ese “Otro Mundo” según un modelo exclusivamente cristiano, aun cuando las creencias cristianas terminen por insertarse en él.”13 Estas festividades que en la antigüedad representaban toda una estación, terminaron reduciéndose a comenzar el 31 de octubre o el 1 de noviembre al atardecer con hogueras en los campos, culminando al atardecer del 1 o el 2 de noviembre, dependiendo la fuente consultada. Estaba asociada al ciclo vida-muerte-vida de la naturaleza y representaba el momento en que las misteriosas fuerzas de la muerte dominaban la tierra. Para escandinavos, bretones y normandos: “toda muerte era un viaje por mar y todo féretro era un barco”.14 El 21 de diciembre los celtas celebraban el nacimiento del dios Lugh o la luz -el sol-, lo que representaba que a partir del solsticio de invierno los días serian cada vez más largos y las noches más cortas, es decir, el principio del fin del invierno. Otra fecha celebrada por los celtas, en su calendario de regeneración de la naturaleza, era el 2 de febrero, al que llamaban Imbolc, cristianizado como la Virgen de la Candelaria, y conocido en USA como el Groundhog Day. Este día, queda entre el invierno y la primavera, representando el inicio de la primavera con el derretimiento de la nieve. Es muy probable que variara la fecha exacta con relación a las fases lunares, pero también en ese día se conmemoraba el que las ovejas volvían a tener leche. La diosa que precedía la celebración de Imbolc era Bridgit, quien era a la vez madre, esposa e hija del dios masculino. Patrona del fuego de la herrería, la poesía y la leche. Más tarde fue cristianizada como Santa Brígida.15
El consorte de las brujas
“En 998, Odilón, cuarto Abad de Cluny, instituyó el día 2 de noviembre como la Conmemoración de los muertos o difuntos. En verdad solo estaba adaptando al cristianismo una antigua costumbre céltica…”16 Del mismo modo lo que conocemos hoy como Halloween, fiesta profundamente criticada por algunos cristianos contemporáneos, viene del inglés All Hallows Eve que significa “Santificados todos en la víspera” y es un remanente distorsionado de lo que debieron ser estas viejas costumbres cristianizadas, hoy comercializadas. Cernunnos, el dios celta que representaba la energía masculina de la fertilidad en la naturaleza, mitad hombre mitad arce, acabó como todos los dioses cornudos de los pueblos originarios de la antigüedad, convirtiéndose en el Diablo, dios del mal de los cristianos, que representa sobre todo la lujuria y el deseo carnal, la maldad y es el consorte de las “brujas”. Que en las creencias cristianas, el símbolo de las brujas, al igual que su arma más poderosa e instrumento de vuelo sea la escoba, es prueba de que estas eran mujeres comunes y pobres de la época, probablemente con conocimiento de cómo curar y sanar con hierbas, y que además debían practicar vestigios de lo que fueron las creencias de sus ancestras. Además, ejemplifica la profunda misoginia glorificada, que es fundamental al cristianismo –y a muchas otras creencias-, y que llegó al colmo de negarle el alma a las mujeres en el Medioevo. Asimismo ilustra la superstición intrínseca e irracional que llevó a los cristianos a rechazar como herejía la “ciencia empírica” de los antiguos alquimistas y los descubrimientos astronómicos en el Renacimiento.
La voz del investigador me devuelve al presente. Está hablando del murciélago pescador (Noctilio leporinus), cuenta que es la especie más grande de las que habitan en Puerto Rico, y que se le puede ver de noche sobre cuerpos de agua dulce o salada, pescando con sus patas traseras que están dotadas de unas uñas como ganchos. Yo he tenido el placer de ver alguno en acción en Piñones. Miro al cielo y en el cenit están los Tres Reyes Magos según el mito cristiano, Orión según el griego, o Yayael conforme a la cosmogonía taína. El recuerdo me hace sonreír. Estudios de arqueoastronomía han revelado que algunas de las plazas ceremoniales taínas o pretaínas están alineadas con Orión. En particular las plazas elípticas del centro ceremonial de Tibes y otra en el centro ceremonial de Caguana. Están alineadas o con la salida heliacal de la constelación, el 24 de junio, lo que coincide con el solsticio de verano y el comienzo de la época de huracanes; o con su puesta, antes del amanecer al oeste del cielo, a finales de noviembre, lo que coincide con el final de la segunda temporada de lluvias, el comienzo de la primera estación de sequía, y por tanto, la temporada de pesca.17 El fraile Ramón Pané recopiló el mito taíno de Yayael y cómo surgió el mar de la siguiente forma:
“Hubo un hombre llamado Yaya, del que no saben el nombre y su hijo se llamaba Yayael, que quiere decir hijo de Yaya. El cual Yayael, queriendo matar a su padre, éste lo desterró y así estuvo desterrado por cuatro lunas. A su regreso es Yaya quien mata a su hijo y entonces coloca sus huesos en una calabaza (recipiente hecho del árbol de higüero) y la colgó del techo de su casa donde estuvo colgada algún tiempo. Sucedió un día que con deseo de ver a su hijo, Yaya dijo a su mujer: ‘Quiero ver a nuestro hijo Yayael.’ Y ella se alegró, y bajando la calabaza, la volcó para ver los huesos de su hijo. De la cual salieron muchos peces grandes y chicos. De donde viendo que aquellos huesos se habían transformado en peces, resolvieron comérselos.”18
Acerca de Yayael
Más adelante en el relato mitológico cuatro gemelos nacidos de la diosa madre Itiba Cahubaba, y quien muere en el parto, se meten en casa de Yaya, mientras este atendía sus conucos, a comerse los peces de la calabaza. Uno de ellos, Demian-Caracaracol, al sentir el regreso de Yaya, trata de volver a colgar la calabaza en su lugar y sin querer la deja caer sobre la tierra, rompiéndose. Y según Pané: Dicen que fue tanta el agua que salió de aquella calabaza que llenó toda la tierra, y con ella salieron muchos peces; y de ahí dicen que haya tenido origen el mar.”19 Como en muchas otras mitología la muerte del hijo por el padre o del padre por el hijo, la muerte de la madre, o la muerte de otros seres míticos, es la marca iniciática de una transformación. Así la muerte de Yayael da paso a la existencia del agua terrestre-horizontal de los ríos, el mar y de tal sacrifico surge una fuente de alimento. Ya en su primer viaje Cristóbal Colón dejó registrado haber observado la costumbre de los taínos de colgar en sus bohíos un cestillo conteniendo huesos humanos en su interior, y pensó que debían pertenecer a un “antiguo y honrado familiar”.20 Todo esto nos hace pensar que Yayael debía estar “ligado al importante culto a los ancestros” y que “este rito funerario podía” estar vinculado a “propiciar la buena pesca pues evocaba la creación de los peces grandes y chicos del héroe sacrificado”21. Además como constelación, el legendario Yayael, y su tránsito por el cielo, sirve tanto para marcar en el calendario-astronómico taíno el inicio de la época de huracanes y la mengua en la temporada de pesca, a partir del 24 de junio; como también para marcar el tiempo de la primera estación de sequía y la pesca abundante, a partir de finales de noviembre.22
En la red encontramos otro murciélago frutero nativo. Es verdaderamente hermoso y tierno. Tiene unos puntos blancos en la base de las orejas y los hombros. Está muy nervioso, a punto de entrar en shock. Subimos a meterlo en una bolsa de tela blanca, para que se relaje y después marcarlo. Esta noche con los murciélagos y toda esta reflexión sobre la relación de la muerte y la naturaleza en las culturas celta, cristiana y taína, me ha hecho pensar en mi abuela, ya muerta, y en mi deseo de no olvidarla. Los mexicanos, hijos del sincretismo de muchas culturas a fuerza de mucha muerte, celebran el 1 y 2 de noviembre “El Día de los Muertos”, conmemorando a sus seres queridos con coloridos altares decorados con flores anaranjadas y pan dulce de muerto, en sus tumbas o casas. Para ellos la muerte es una realidad, y se aproximan a ella con cierta liviandad y hasta comicidad. La Catrina, un esqueleto vestido con elegantes ropas y sombrero de mujer, es la nueva representación de lo que para los aztecas era la diosa del “mundo de los muertos” Mictecacihuatl.23 Quisiera conocer más de los orígenes que dan vida a la festiva iconografía de este sincretismo mexicano. Por ahora, este año haré un altar con frutos de temporada y las fotos de mis seres queridos, e invitaré a familiares y amigos cercanos a recordar a los que ya no están, para salvarlos del olvido.
El investigador prepara todos los materiales para proceder a marcar a los murciélagos en las bolsas. Con una aguja insertará dentro de la piel del ala un tag muy pequeño con un número para identificar al espécimen. Así podrán reconocerlo si lo vuelven a capturar. Los voluntarios ávidos de participar en el proceso se asignan turnos para sostener al murciélago en lo que el investigador hace el implante correspondiente. Sacan al primero, ya está más calmado, le extienden el ala, que es como una mano con dedos alargados unidos por una membrana. El investigador desinfecta la aguja y la piel del murciélago con un algodón mojado en alcohol, luego con mucha delicadeza le introduce la aguja en la piel e inserta el tag. Vuelve a desinfectarle el área, para evitar infecciones. Comenta que los murciélagos son muy sensitivos y que antes usaban otros tipos de etiquetas que se infectaban, provocándoles la muerte. Es evidente el aprecio o amor que siente el investigador por estos mamíferos, en su manera de hablar de ellos y en el vasto conocimiento que tiene de todos los pormenores de las especies de quirópteros de Puerto Rico y del mundo. Entre los voluntarios hay una pareja con su hijo adolescente, una maestra de escuela con su hija adolescente, y dos chicas universitarias. Todos quieren agarrar al murciélago y tomarse una foto con él antes de liberarlo. Me conmueve toda esta gente interesada en un animal tan desprestigiado por la superstición, el miedo y la ignorancia. Yo me limito a documentar sus detalles, sus pequeños ojos, la hojuela nasal, sus dientitos. Son fascinantes. El investigador me pregunta si lo quiero agarrar antes de soltarlo. Le respondo que no, me pongo en el lugar del murciélago y debe ser terrorífico que unos gigantes te estén manipulando. No obstante, le digo que me gustaría tocarlo sin guantes. Él se emociona y lo agarra, me señala donde lo puedo tocar, lejos de la boca. Acaricio su “espalda”, tiene un pelo muy suave, como el de un conejo, también toco su “ala”… pero me asusta su fragilidad y delicadeza. Así que lo dejo quieto. Después que todo el mundo lo ha tocado, preparo la cámara para captar el gran momento. Una de las chicas universitarias lo tiene entre sus manos, levanta una de ellas lentamente y el murciélago vuela perdiéndose en la oscuridad.
Referencias generales
Mujeres que corren con los lobos. Clarissa Pinkola
The Civilization of the Goddess. The world of old Europe. Marija Gimbutas
Fire in The Head. Shamanism and the Celtic Spirit. Tom Cowan
*Fotos por Carla Cavina Meléndez.
- Pueblos Originarios, Cosmogonía. [↩]
- Pueblos Originarios, Cosmogonía. [↩]
- TAÍNO, pre-columbian art and culture from the Caribbean. The Monacelli Press/Museo del Barrio. The Bath and the Owl: Nocturnal Images of Death. – Manuel A. García Arévalo, p.112 [↩]
- Pueblos Originarios, Cosmogonía. [↩]
- 1. Arqueología Mexicana, la producción artesanal. 2. Diccionario de Mitología Universal. Giuseppina Sechi Mestica. P.73 [↩]
- El Hombre y sus Símbolos, Carl Jung. El Símbolo del circulo, p. 243-244 [↩]
- The Hero with a Thousand Faces. Joseph Campbell [↩]
- The Roman Empire. Series of 8 documentaries on the rise and fall of the Roman Empire. Greater History. [↩]
- Op.cit. [↩]
- Esperanza Escatológica [↩]
- Historia del Cristianismo [↩]
- Samhain. [↩]
- Mitología Cristiana. Fiestas, ritos y mitos de la Edad Media. 2. 1˚ de Noviembre, Samain. P.44. [↩]
- El Libro de los Druidas. De Ross Nichols. Un estudio de las zonas y los festivales de Francia y Gran Bretaña. P.109 [↩]
- Mitología Cristiana. Fiestas, ritos y mitos de la Edad Media. 2. 2˚ de Febrero, Imbolc. P.78. [↩]
- Op. cit., p.44 [↩]
- Astronomía en la Prehistoria del Caribe Insular. Arqueoastronomía de las plazas megalíticas antillanas. DeÁngel Rodríguez Álvarez PhD, Cap. 5 – Relación de las alineaciones de las plazas megalíticas antillanas con el ciclo estacional. P. 235-241 [↩]
- Mitología y religión de los taínos. Sebastión Robiu Lamarche, p.2-8 [↩]
- Op. cit. [↩]
- Op. cit. [↩]
- Op. cit. [↩]
- Astronomía en la Prehistoria del Caribe Insular. [↩]
- «Día de los Muertos» History. [↩]