El IVA, la ínsula y el resto de mundo
Repetir como un loro, más manipulador que inteligente, que la existencia del IVA en más de 160 países del mundo lo convierte, de por si y sin matices, en una herramienta eficaz en Puerto Rico, es tan falaz como adjudicarle a la oposición a su implantación una visión insularista. Cuando, precisamente, hay algunas diferencias notables entre aquellos países mencionados al pasar y esta ínsula, que el discurso oficial y frívolo busca disimular.
En Italia y Francia, dos de esos países con IVA, actualmente buscan reformar la burocracia del gigantismo gubernamental, que es parte del ajuste económico de la mano con los impuestos. El primer ministro de Italia acaba de llamar a un referéndum para eliminar 215 senadores.
Aquí hace varios años que el pueblo votó por una sola Cámara legislativa, que alcanza y sobra para un territorio en el que sus decisiones más profundas se toman en Washington y que aportaría un ahorro sustancial al presupuesto del Estado. Los socios mayoritarios del manejo político de la ínsula no han obedecido, hasta hoy, la decisión del pueblo.
Uruguay, otro país con IVA, es un país casi tres veces más grande que Puerto Rico. Está dividido en 23 departamentos regionales. Nuestra ínsula de 100×35 tiene 78 municipios, casi 40 en quiebra, muchos convertidos en “municipio dormitorio” donde no hay actividad económica de ningún tipo y con los más importantes exhibiendo, desde hace más de veinte años, cascos urbanos desolados a raíz de la construcción de grandes centros comerciales en las carreteras principales, que suelen acaparar las ventas de cuatro o cinco pueblos cercanos.
La mitad de esos municipios o la división en cuatro grandes áreas geográficas, norte, sur, este y oeste, sería una reducción millonaria en el presupuesto general y en las dádivas llamadas contratos que debe agregarse a un planteo serio de reforma contributiva e implantación del IVA. Pero no. Los 78 alcaldes de la ínsula son “punteros” efectivos para recaudar dinero para las campañas de los socios mayoritarios del poder político y aportan el voto masivo llevando a grupos en guaguas municipales el día de las elecciones, así que ni hablar de reducción aunque el criterio lo aconseje.
La mayoría de los 160 países del mundo que aplican el IVA producen todo lo que consumen y los traslados son por trenes o camiones en vías internas; aquí prácticamente no hay producción, casi el 85% del consumo es importado por la bandera de carga marítima más cara del mundo y es precisamente el consumo y los servicios el único motor económico de la isla.
La mayoría de esos 160 países destinan un porcentaje de la recaudación del IVA, unos más, otros menos, al pago de sus deudas externas e invierten mucho más en educación, salud y servicios para sus pueblos, con Europa del Este a la cabeza.
Nuestro IVA insular está diseñado y será ejecutado para pagar la deuda con acreedores internos y sobre todo, externos.
Los 160 países tienen, uno más, otros menos, eficaces métodos administrativos de recaudación fiscal y la soberanía absoluta por si un día se les ocurre, como a Islandia, Grecia o Argentina, renegociar o dejar de pagar lo que ellos mismos llaman “fondos buitres” en relación al capitalismo salvaje y rapaz; aquí, el método recaudador es ineficiente reconocido hasta por secretarios pasados y el actual de Hacienda.
En cuanto a la decisión en Puerto Rico de renegociar o dejar de pagar la deuda…hasta ahí llega el discurso comparativo y frívolo del loro insular.