La era fármaco- pornográfica en tiempos de Covid-19
Como bien hemos podido ver durante estos últimos tiempos sociohistóricos la industria para el entretenimiento de adultos al igual que el sistema capitalista ha ido resignificándose mediante el fenómeno pandémico. Dado a este hecho de carácter universalista, hoy día se hace menester que la industria farmacéutica vaya rediseñando sus productos para la estimulación y rendimiento sexual al detalle. A raíz de estos estallidos de propaganda mediática de la OMS (Organización Mundial de la Salud), CDC (Centro para el Control y Prevención de Enfermedades), y otros medios de comunicación de masas como noticieros han hecho del distanciamiento social uno autodestructivo. Con este señalamiento no quiero decir que estemos viviendo dentro de un estado psicosocial de farsas o de teorías conspirativas, pero si no se toma en consideración cuáles son las implicaciones psico-emocionales que trae consigo este distanciamiento social se irá aniquilando las relaciones interpersonales.
Siguiendo esta línea de pensamiento, debemos tener presente que la política sanitaria ha hecho del contacto físico uno nulo hoy, de igual manera lo ha sido para el imaginario social la producción de capital social1. Toda esta nueva dinámica de carácter “prosocial” y “progreso” tras bastidores esconde las verdaderas pretensiones de los grandes intereses a nivel biopolítico por parte del Estado ya que su continuo eslogan es el de “salvar” vidas. Según Muniz (2013):
Salvar en la gramática es condenar a una buena parte de la población mundial a nuevas formas de pobreza y precariedad en el modo de vida, pero también y paradójicamente, hacer de la muerte, la inmortalidad, y la enfermedad algo rentable. (p.189)
Gran parte de estos dinamismos socioeconómicos y estrategias de intervención psicosociales por parte de las farmacéuticas han hecho movilizar a los productos fármaco-pornográficos como es la Viagra (tanto de hombres como para mujeres), Cialis, Lidocaína, Levitra, Stendra, entre otras píldoras mágicas2 a otros niveles de reventa y accesibilidad.
Cabe destacar, que más allá de que Puerto Rico se sitúe bajo una situación socioeconómica y colonial precaria no significa que sus medios de producción hayan mermado. Al contrario, este hecho y fenómeno social ha provocado que las mutaciones del capital propulsen una nueva modalidad de producción y consumo mediante la cultura del fármacon. Hoy día, esto logra ser vislumbrado y definido según Muñiz (2013) como un diseño bioeconómico en el que, “La vida es tomada a cargo de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de la valorización y acumulación de nuevas riquezas y modos de vida”. Mediante el ejercicio del Estado del distanciamiento psicosocial, autocuidado, propaganda del miedo mediático, lock-downs, y estadísticas aleatorias, lo único que podría resultar viable para velar por nuestra salud mental sería la autogestión. A través de esta búsqueda por la autosatisfacción y autodiagnósticos los mejores remedios e inminentes curas para aliviar tales malestares socioculturales son los fármacos-pornográficos.
Siendo Puerto Rico la espina dorsal del capital farmacéutico norteamericano, a su vez resulta ser este un centro de experimentación con otros tipos de productos de corte un poco más nubilosos. Es importante mencionar, que esta industria en el país supera la de cualquier otro Estado o territorio de los Estados Unidos.3 En efecto, este ha sido el caso del auge de la venta de la “Pepa Negra” y fármacos con alto contenido de óxidos de nitrato los cuales según sus distribuidores es un aliciente alternativo para las personas que sufren de disfunción eréctil u otros tipos de problemas fisiológicos. Lo particular de este escenario según el periodista David Cordero (2021) es que aún permanece incógnito el lugar de procedencia y aditivos que le adhieren para su consumo. Quiérase decir, que para subsanar este trasfondo de forma legítima su venta se hace accesible para las masas en distintos espacios de comercio como son las gasolineras, “sex shops”, colmados, farmacias, entre otros lugares a disposición.
Por tal razón, ya vemos que no es necesario el tener que asistir a una cita médica, especialista de la salud e incluso naturópata para que nos hagan un cotejo o chequeo como decimos coloquialmente de nuestro estado psicosomático a nivel general; debido a que la nueva panacea desde mucho antes que emergiera el Covid-19 es la automedicación vía Google. Esto no significa que este ciberespacio en particular haya propiciado las exorbitantes ventas de la píldora mágica de la “Pepa Negra” o mucho menos de todos esos productos fármaco- pornográficos para la búsqueda de satisfacción inmediata e inclusive de rendimiento sexual sino más bien que ha facilitado su rentabilidad al ser social ofreciéndole otros tipos de remedios curativos para hacer valer su efecto. A partir de estos destellos en particular es que podemos observar con detenimiento la alta tasa de hipocondría a nivel psicosocial con las facilitaciones que emprende el ciberespacio recurrentemente.
Según Paul Beatriz Preciado (2008) “Frente a la arqueología freudiana del yo moderno, emerge un nuevo sujeto hormonal electroquímico, mediático y ultra-conectado” esto ha provocado la reconstitución y reconfección de la técnica fármaco-pornográfica para lograr intervenir e incluso resignificar al cuerpo moderno (p.127). Cabe agregar, que ha sido gracias a estas inventivas e instrumentalizaciones técnico-prácticas diseñadas en estos últimos tiempos como la reconstrucción de la teoría hormonal que el cuerpo ya no es un simple medio en el que se emite, difunde y colecta información sino más bien es un efecto material de estos intercambios semiótico-técnicos (Preciado, 2008). Así que, el dispositivo de la fármaco-pornografía más allá de ser un ejercicio de re-subjetivación logra ser también una abierta plataforma arquitectónica que busca entramar elementos bioquímicos, falsos imaginarios sociales como lo son las fantasías sexuales, impotencia disciplinaria, tráfico de órganos, etc. con la finalidad de instalar el biopoder que ostenta el fármaco sobre nosotros.
Ha sido el estado pandémico que hoy nos impera el que ha ayudado a reforzar la mercadotecnia de la industria institucional de las farmacéuticas debido a que estas aprovecharon el estado de silencio e incógnito desconocimiento de los inicios del virus en el Continente Asiático y sacarle el mejor de los partidos, justamente como aconteció en la ciudad de Wuhan. La mejor representación de dicho hecho lo ha sido la agresiva propaganda política del distanciamiento forzado y reiterativa vacunación para hacer posible el contacto prioritario con el fármaco. Nos dice Preciado (2008) que:
El proceso de aislamiento y de producción técnica de las hormonas permite dibujar una cartografía de los espacios sexo- políticos disciplinarios y localizar las diferentes instituciones de encierro y de control de la feminidad y de la masculinidad como enclaves técnicos de producción de género. (p. 129)
Evidentemente, las implicaciones psicosociales e incluso económico- políticas que arrastra el hecho y fenómeno social del “distanciamiento social” son totalmente destructivas. Dicho efecto como bien puede ilustrarse en nuestra “realidad” social tiende a ser uno clasificatorio y de control, dado que si te encuentras dentro del cuadro disciplinario de los “vacunados” pagas el forzado precio de seguir interrelacionándose con los tecno-organismos como son las hormonas.
Finalmente, si no continuamos analizando las diversas dimensiones socioeconómicas y psico emocionales que trae consigo la industria farmacéutica, tanto bajo tiempos de Covid-19 como contemporáneos se perpetuará la constitución de la nuda vida como nos dice Giorgio Agamben (2004). El pensar en una tácita destrucción seria tomar una extrema postura vía el dispositivo fármaco-pornográfico, pero el elevar su mercado a unas divisas estratégicas como el hacer accesible la venta de su producto es velar por una sofisticación técnica de control social. Gracias a la administración masiva de productos para la autosatisfacción inmediata y construcción de una subjetividad sexo-política lábil ha hecho definir, interpretar y significar la relación de ese ser social moderno con el fármaco como un estado panóptico comestible4.
Con el advenimiento de este de este nuevo dinamismo de control social e intervención psicosocial/ somática que hoy ofrecen los productos fármaco- pornográficos la ortopedia concertada foucaulteana va generando su gubernamentalidad sobre el entorno de lo “real”, simbólico e imaginario. Por tal razón es que resulta fundamental el volver a repensar la cultura farmacéutica no solo desde el contexto social puertorriqueño sino también global, ya que hoy el cuerpo moderno es el espacio de disciplinamiento para modificarlo al antojo de los grandes intereses. Si no logramos concienciar a las masas sobre esta nueva fase fármaco- pornográfica que vivimos a nivel socio- técnico, jamás podremos hablar de emancipación sexual e individual debido a que lo que bien puede causarte la salvación “paradójicamente” hablando a su vez puede causarte la muerte.
“No hay lugar para el temor, ni para la esperanza.
Sólo cabe buscar nuevas armas.” G. Deleuze (1990)
Referencias
Agamben, G. (2003). Estado de excepción: Homo Sacer I. Pretextos. España.
Bourdieu, P. (2010). El sentido social del gusto. Elementos para una sociología de la cultura. Siglo XXI. México.
Chul-Han, B. (2015). Psicopolítica. Editorial: Herder.
Deleuze, G. (1990). Posdata: Sociedades de control. Revista de la Universidad Bolivariana. Vol. V. Núm. 13. 2006.
Muniz, M. (2013). Adiós a la economía. San Juan. Ediciones Callejón.
Preciado, P. (2008). Testo Yonqui. España. Espasa.
1 Este concepto acuñado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu alude a la reproducción de relaciones sociales ya que este ostenta la capacidad de promover distintos ámbitos de la vida social del humano, justamente como es el desarrollo socioeconómico.
2 Cuando hago el señalamiento de píldoras mágicas me refiero más bien a la noción de otros productos que fungen como estimulantes sexuales que no requieren de algún certificado médico para ser aprobado y consumidos. Tal es el caso de lo que conocemos como la “Pepa Negra”, “Pastillas anticonceptivas”, “Poppers”, “Cocaína”, hormonas sexuales (feromonas, testosterona, progesterona y estrógeno) etc.
3 Ver: Adiós a la economía. Muniz. (2013). pp. 110.
4 Preciado (2008) define al panóptico comestible derivado de los pensadores Bentham & Foucault como un dispositivo ligero, portable, individualizado, y afable el cual es capaz de modificar el comportamiento humano para temporalizar la acción regular de la actividad sexual. De este modo se regula y controla el crecimiento poblacional de las masas, justamente como es el diseño de la apariencia sexual e incluso cuerpos que se lo administran. (p. 140)