Sentipensar interculturalmente el quehacer musical afronuestroamericano
Del Tomo II de: Genealogía de la sentisapiencia
Esta obra le da seguimiento a las propuestas realizadas en el primer tomo de una proyectada trilogía sobre la sentisapiencia. Nos acercamos al quehacer musical desde la perspectiva abierta por el sentipensar intercultural nuestroamericano. Conscientes de que la música no solo implica registros racionales, sino inevitablemente los imbrica con lo corporal, lo sensual y los sentimientos, su obvio carácter polifacético, o más bien, su naturaleza poliforme, nos impele a desarrollar herramientas heurísticas adecuadas, interdisciplinarias, perceptivo-cognitivas, es decir, sentipensantes que viabilicen una comprensión holística del fenómeno.
Como paso preliminar queremos compartir unas anotaciones en relación al uso de la perspectiva sentipensante intercultural en el campo de análisis del quehacer musical. Resulta lícito preguntarse a qué viene su utilización en esa esfera de la experiencia, o bien, del accionar humano. Nos consta que el sentipensar, es decir, su versión intercultural, tal como nos llegó, como parte de la obra de Orlando Fals Borda y más tarde con la de Eduardo Galeano, estuvo desde sus comienzos entrelazado con la música.
Gabriel Restrepo en “Seguir los pasos de Orlando Fals Borda: religión, música, mundos de la vida y carnaval” (Restrepo: 2016), refiriéndose a lo que denomina “la dimensión musical de Orlando Fals Borda” (Ibid. p. 224), establece interesantes vínculos entre el sentipensar, la estética en general y la música en particular. En su ensayo sobre la vida y obra del padre de la Sociología de Acción Participativa, responsable de haber lanzado al ruedo académico el sentipensar, identifica varios niveles de interacción. En una primera definición lo caracteriza de la siguiente manera:
“… la expresión que fue escuchada por Orlando Fals Borda a (sic.) un pescador del Caribe (es) … síntesis afortunada, porque condensa muy bien nuestro carácter estético primordial, dado que el sentimiento es de tal orden: antepuesto a todo ejercicio de pensar, sea cognitivo, ético, político o científico. También lo afirmaba Pascal, como ningún otro lo ha hecho en Francia, salvo quizá antes Montaigne y después Rousseau: “Hay razones que solo el corazón sabe”.” (Ibid. p. 212, subrayado nuestro),
Ya en ese primer esbozo definitorio, en el que nuestro ensayista concibe el sentipensar como “pensar con el corazón” (Ibid. p. 212), resalta una dimensión estética y, añadiríamos, rítmica, indisolublemente vinculada al palpitar del corazón. Y la percibe como primordial idiosincrasia del carácter nuestroamericano. Esta antecede, o bien, se antepone al quehacer pensante. Y, luego añade: “esa (es) la clave del “senti-pensamiento (sic.)”: pensar con el corazón.” (Ibid. p. 212) De inmediato menciona una serie de sugerentes términos, emparentados entre sí; “recordar, acordarse, acuerdo, concordia, cordial, cordialidad”. (Ibid. p. 213) Y enfatiza su pertenencia a una misma raíz etimológica; “la voz latina cor que sin más quiere decir corazón”. (Ibid. p. 213)
Un segundo vínculo entre el sentipensar y la música tiene que ver con la poética que asume la práctica sociológica de Fals Borda, influenciada por la concreción de su biografía. En el texto el autor argumenta que la pasión de Fals Borda por la música, quien fue director de coros y compositor, incidió en su forma de asumir el quehacer sociológico. (Ibid. p. 224) Restrepo propone identificar el entroncamiento entre esa experiencia, vocación, o bien, práctica musical y su práctica teórico-sociológica y política, en la centralidad que asume …
“la escucha profunda de la phoné del pueblo, una que, como el auscultar, pertenece a la razón y por tanto es más potente que el sensitivo oír o el intelectivo escuchar y que es una condición sin la cual no hay buen músico, político, psicoanalista, poeta y etnógrafo.” (Ibid. p. 224)
Asumiendo la argumentación de Restrepo, se podría entonces sostener que la Sociología de Acción Participativa desarrollada por Orlando Fals Borda sería impensable, si su praxis no fuera encausada por el ejercicio de un pensar, cuyo ritmo sigue las pautas de un corazón en profunda y atenta escucha de las voces del pueblo; la phoné de la multitud, a la que nuestro autor hace referencia. (Cf. Ibid. p. 224) Pues, desobedeciendo la exigencia de neutralidad frente a su objeto de estudio, supuestamente asumida por el positivismo cientificista académico, precisamente se propone incidir en esa realidad, develando las deplorables condiciones económicas, sociales y políticas del mundo de vida del pueblo, para facilitar su transformación. Según nuestro autor, así el sentipensar se muestra como “un modo de vida (del investigador) que se condensará en la investigación participativa”. (Cf. Ibid. p. 224)
En adición a los conceptos y perceptos provenientes de la perspectiva sentipensante nuestroamericana que hemos descrito, en nuestra investigación hemos elaborado y utilizado un análisis de corte filosófico-genealógico con la intención de desmontar narraciones histórico-teleológicas, relacionadas a la problemática en torno a la articulación de identidades culturales en el Caribe. No analizamos directamente críticas contemporáneas a la filosofía de la historia. No obstante, asumimos importantes aportaciones procedentes de las discusiones realizadas en aquel campo del saber. Asimismo, partimos de un horizonte de comprensión en el que se complementa el análisis discursivo con el de dispositivos.
En la primera parte, “Afinando / Caja de resonancia e instrumentos”, se presenta el dispositivo perceptivo-conceptual elaborado y revisado a lo largo de la indagación. En la segunda, “Intermezzo / Nos vamos al mambo”, se analizan dos estrategias discursivas identitarias, el jibarismo y el afrocaribeñismo, para elucidar cómo la segunda, en un momento histórico determinado, como discurso contrahegemónico, luchó por restituir la dimensión afroantillana a la cultura letrada puertorriqueña. En la tercera: “Soneo / Sentipensar nuestra música: la cultura musical hispanoafrocaribeña en la articulación de identidades culturales” nos adentramos, de forma sentipensante, en el campo investigativo que se ocupa con la desmembración de procesos que conducen a la formación de subjetividades culturales afrocaribeñas, en torno al quehacer musical hispanoafrocaribeño y, por extensión, nuestroamericano. En la última, “Descarga / Conclusiones / Resultados”, se presentan las conclusiones y resultados de la investigación.
A lo largo de la primera parte se desarrolla el marco conceptual en el que se articula la investigación. Allí se analizan diferentes conceptos tales como interdisciplinariedad, transculturación, dispositivo, rizoma, etc. pues éstos, o bien, su rearticulación acuñe uno de los conceptos más importantes del estudio: el dispositivo sociocultural rizomático.
En el tercer capítulo de la segunda parte, titulado “El ‘afrocaribeñismo’ como discurso contrahegemónico: restitución de la dimensión afroantillana a la cultura letrada puertorriqueña», se presenta en forma crítica la articulación discursiva de subjetividad cultural que en los años 70 del siglo pasado inauguró una nueva perspectiva de análisis. Los tipos de música analizados en la tercera parte del trabajo –el son y la salsa– son entonces conceptualizados como instancias de subjetividad asumiendo este nuevo horizonte analítico.
En esa tercera parte del trabajo se desarrolla el análisis de un intenso intercambio sociocultural entre Cuba y Puerto Rico; en la descripción del surgimiento y desarrollo de la llamada cultura musical popular de estos países. En ese proceso la ciudad de Nueva York, crisol caribeño por excelencia, jugó un incalculable papel de traductor que no puede ser ignorado. La salsa, asumida por muchos cubanos, colombianos, venezolanos, peruanos, puertorriqueños y un número no despreciable de Newyoricanos como símbolo de identidad nacional o regional, al ser sentipensada detalladamente, se muestra como fenómeno intercultural en el que diversas tradiciones musicales –inclusive algunas que no provenían de ambas islas– confluyeron para escucharse mutuamente y aprender de ese intercambio.
En la tercera parte de la investigación ciertas narrativas teleológicas predominantes de la historia del son y de la salsa, que se prestan para sugerir una supuesta continuidad de la identidad nacional, son sometidas a un examen genealógico. Así se busca describir críticamente el surgimiento y desarrollo de estas formas de música afrocaribeña sin recurrir a artimañas metafísicas. De ahí que sean analizadas desde una perspectiva arqueológico-genealógica, concebidas como partes integrantes de un dispositivo rizomático y, consecuentemente se examinen conmutaciones de diversas conexiones del diagrama del mencionado dispositivo y exploren diferentes caminos para entrar y salir del rizoma.
La salsa ha sido utilizada, desde las últimas tres décadas del Siglo XX, en Cuba así como en Puerto Rico o en Nueva York, como medio privilegiado de articulación de una variedad de discursos identitarios locales, nacionales o regionales. Entre éstos se encuentran tanto versiones modernas como tardomodernas o posmodernas de la constitución de subjetividad cultural. En el primer enfoque la salsa suele entenderse interpretándola de forma esencialista, es decir, como instancia a través de la cual se expresa una identidad cultural nacional concebida como fenómeno homogéneo, autosuficiente, centrado en torno a un núcleo fijo. Siguiendo esta línea interpretativa se sostiene entonces que la salsa, mediante la reapropiación de la tradición musical precedente, retorna a las raíces identitarias nacionales. Parafraseando a Stuart Hall se podría decir que en esos discursos la salsa se interpreta como instancia que tiende a “restaurar la (…supuesta…) pureza (…cultural…) de antaño para recuperar uniformidades y certezas que se considera fueron perdidas hace mucho tiempo». (Cf. Hall: 1999, p. 434)
La segunda estrategia discursiva mencionada concibe la salsa, y las identidades que por ella pueden ser articuladas, como construcciones interculturales. En la narración de su historia el presente y el pasado no son vinculados interpretándolos como partes integrantes de una ininterrumpida cadena teleológica. En dicha estrategia tampoco se asocian los procesos de constitución de identidad cultural con la búsqueda de un paraíso perdido originario. Más bien se busca identificar las fuerzas activas en el foco de nacimiento (Entstehungsherd) de cierta tradición. Además, en esta segunda corriente interpretativa se analizan las consecuencias de la globalización para la constitución de estrategias de subjetivación.
Al leer estas reflexiones, os invito – tal como hizo Empédocles – a distribuir bien el logos aquí articulado por vuestras entrañas. Que esa razón entrañada, profunda, producto de un meditar co-razonado, nos con-mueva, nos empuje a buscar nuestro mejor camino; aquel que, según Zaratustra, al acercarnos a él, de inmediato percibiremos, pues nuestra forma de andar será su signo. Entonces nuestro caminar no tropezará pensando, ¡danzaremos sentipensando! Muchas gracias, de antemano, por la cordialidad de sentipensar conmigo.