La gente sigue en la calle pidiendo una reforma estructural. Porque no sólo ha propuesto el estado esta reforma tributaria sino que además proponen reformar la salud y el aspecto laboral.
La gente sigue en la calle pidiendo una reforma estructural. Porque no sólo ha propuesto el estado esta reforma tributaria sino que además proponen reformar la salud y el aspecto laboral.
En Puerto Rico, como en Italia, en el contexto de la precarización del trabajo y la venta de lo común como si fuera un objeto de consumo, queda la utopía colectiva que es la cultura del libro, que es conversación, memoria y libertad.
En Puerto Rico sí que hay ganas. El momento histórico lo exige, si es que vamos a rescatar algo de lo que nos están robando los banqueros y gobernantes. Este es el mundo.
Donde mejor he aprendido el amor, que yo recuerde, ha sido en esos juegos callejeros con la comunidad-familia, y en la escuela, y en la Universidad.
Tenemos que contar las historias anónimas e insistir en imaginar, porque la realidad primero se construye en el imaginario y la literatura puertorriqueña lleva rato ocupándose de ello.
Quien quiera levantar la huelga tiene que convertirse en un ciudadano político. No hay otra manera. El país que debe morir es el de los subterfugios y los juegos de poder y los privilegios.
En general, el contexto de los años sesenta del siglo pasado es muy importante para pensar el desarrollo del capitalismo, puesto que estas protestas signan varios movimientos.
Máximo tiene una exposición de sus fotos en la Galería de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce, curada por Adlín Ríos Rigau y titulada Encuentros que estará abierta al público hasta el 8 de abril.
No se extrañen que ponga en la misma reflexión una figura histórica de la importancia del primero, junto con un joven artista multidisciplinario y talentoso, oriundo de la calle Loíza y sus entornos.
Variantes de la trágica historia de los primeros años del SIDA han sido ya contadas algunas veces. La versión que nos ofrece este equipo de trabajo juntado por la iniciativa del escritor Luis Negrón es especial.
El libro es en sí un performance. Una puesta en escena. Cita el rito del micrófono abierto y casi se escuchan las voces de los treinta poetas leer sus versiones.
El Partido Anartista Puertorriqueño presentó sus candidaturas a la gobernación y la comisaría residente el pasado miércoles 23 de marzo en el Nuyorican Café de San Juan. Mi amigo George me acompañó al evento.
Se trata de un hermoso poemario que intenta contar y/o describir una experiencia inefable, partiendo de la postura de que no la merecemos (¿quién sí?).
Es la tercera vez que nos visita, decía. Norge estaba por ahí desde hace un mes trabajando con Luis Negrón y Gil René en un proyecto de teatro musical que se pondrá en escena en mayo de 2016.
Hay mucho trabajo haciéndose con distintos enfoques: derechos humanos, feminicidios, agricultores, graffiteros, cirqueros, pequeños empresarios, compañías de teatro, asociaciones comunitarias.
Este libro se propone recordar la efímera vida de un ancestro y tratar de componer su existencia a partir de los escombros que quedan luego de que somos sepultados bajo el mármol.
Me los imagino creciendo en línea recta sin tocarse, él cruzando ríos, selvas, montes imposibles; ella, tomando un tren de niña, sola con su hermano, del este del enorme país hasta el oeste.
Al abrir la tapa de este hermoso libro, «El haitiano que hablaba inglés» de Edwin Quiles, que incluye textos y fotografías, leemos sobre el proceso de construcción de una escuela primaria en Haití.
Voy al baño y encuentro que sobre el bidet, incluso, hay libros puestos con cuidado, abiertos como si se tratara de una exposición. Me río pensando que se titularía “Des-exposición honesta” o algo parecido.
Adál accedió inmediatamente a la entrevista que le propuse e, incluso, cuando me tardé en concertar los detalles, me escribió él para preguntar si todavía me interesaba hablarle.
Comencé a leer el libro y me gustó tanto que me lo llevé a mi clase de Introducción a la literatura latinoamericana II, y les leí el primer capítulo, titulado “Preludio en boricua patas-atrás (pequeño cuento de hadas)”.