El dictamen no fue para defender la vida. Fue para repetir una ideología milenaria, un conjunto de valores con un centro incorregible: la mujer es un ser inferior; su cuerpo tiene que ser objeto de vigilancia y control por los varones y el estado.
El dictamen no fue para defender la vida. Fue para repetir una ideología milenaria, un conjunto de valores con un centro incorregible: la mujer es un ser inferior; su cuerpo tiene que ser objeto de vigilancia y control por los varones y el estado.
n tres artículos de análisis, Carlos Pabón reflexionó sobre los problemas de la sociedad puertorriqueña, las prioridades de cara a las elecciones y luego sus resultados.[i] En este escrito discutiré su razonamiento abordando argumentos que, con el surgimiento del MVC, […]
El independentismo es construcción de otro espacio simbólico y lucha desde el mismo. Ese espacio se define como principios, memorias, traumas, afectos, y miedos que proveen referentes, códigos lingüísticos y emotivos que crean formas de razonar y actuar en lo colectivo y en lo individual.
En el reordenamiento Mundial impuesto por el virus, gran parte de lo real ha retornado y ha hecho trizas al circo de Trump, pero no las supuraciones de sus caos.
La elección de Donald Trump representó una quiebra fundamental en lo que la cultura política norteamericana considera “normal”. Se trata de un momento donde la transparencia es también ocultamiento y las expresiones públicas son un cabaret donde lo burlesco tropieza con lo siniestro.
El momento demótico: algunos rasgos El levantamiento de julio manifestó un hastío colectivo ante instituciones inoperantes y quebró el reino de los pluscuamperfectos. Fue un momento demótico, una condensación en tiempo y espacio de rabias individuales y colectivas, amasadas en […]
n fiero prestidigitador escapó de su circo neoyorkino y se dedicó a probar suerte en toda la nación. En su circo, el prestidigitador hacía acrobacias, piruetas, morisquetas, y se divertía provocando a monitos de quienes heredó su forma de hablar, […]
En los meses finales de 1899, Estados Unidos se encontró trabado entre la ortografía y la cartografía perfecta para la isla. El “spelling” de Washington había mutilado la primera con aquello de “Porto Rico”; los mapas de la vieja España, amañados y creativos, hicieron lo mismo con la segunda.
Con toda la intensidad que la distancia magnifica, seguí la huelga recién concluida, una que por la peligrosidad que le dio lugar, ha sido, posiblemente, la más necesaria de todas.
La crisis universitaria tiene una peculiaridad frente a todas las anteriores. Es la primera vez que los centros de poder están fragmentados y sus voces se expresan en direcciones conflictivas.
La única crítica que merece la gestión de la Junta fue su tardanza en no ver lo obvio y esperar hasta septiembre del 2021 para restringir la emigración hemorrágica.
Estamos ante una triada de responsabilidades: el poder federal como garante del coloniaje, la élite política local y la mayoría abrumadora que consistentemente ha dado su consentimiento.
“La Junta debe y tiene que ser rechazada…En esta coyuntura, los problemas de la democracia deben estudiarse y resolverse con más democracia; con nuevas formas participativas…”
En el mejor de los escenarios, la existencia de la junta se extiende por un cuatrienio. En Washington, D.C., la junta controló las finanzas públicas por seis años.