Descansa en un hilo el futuro de la UHS-UPR
- DOCENTES SIN PLAZAS
La Escuela Secundaria del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UHS) tiene 28 docentes con nombramiento por contrato y solo 15 permanentes, según las fuentes oficiales. Nuestros cálculos son más alarmantes: 31 sin plaza y 12 con plazas. ¿Qué significa esto? Sencillo: estos profesores tienen contratos de servicios por 4.5 meses, desempleo en Navidad y verano, tiempo en el cual no tienen cubierta médica ellos ni sus familias y poca o ninguna libertad de expresión y, por tanto, pobre capacidad decisional, por temor a contrariar a quienes tienen el poder de no renovarles el contrato o de quienes les evalúan. Además, la inestabilidad de la plantilla de profesores afecta la secuencia curricular y la estabilidad de los programas, sin mencionar el sentido de pertenencia de los educadores con la institución que contrata y desecha al docente altamente preparado.
Si las directrices de la Junta de Gobierno como parte del Plan de Ajuste Fiscal de la UPR obligaran a los rectores a reducir dramáticamente los docentes por contrato, nos preguntamos. ¿Cerrarían la escuela por falta de profesores? ¿Los docentes permanentes del recinto o de otros recintos, sin experiencia en los niveles de 7-12mo, vendrían a completar sus cargas de 15 créditos o más a nuestra escuela? ¿Cumplirían estos profesores con sus clases y se marcharían a sus recintos sin atender otras labores de comités que requiere nuestra escuela? ¿Nos entregarán al Departamento de Educación (DEP) finalmente, a universidades privadas o al municipio?
La esencia de nuestra escuela es ser pública y universitaria, tener libertad de cátedra, posibilidad de crear currículo e innovaciones…todo esto se perdería en un escenario del DEP y su imposición de un currículo normalizado y un sistema burocrático o en las prácticas partidistas de esa institución o la de un municipio.
Un escenario negativo sería este camino para una escuela centenaria que tiene un historial de excelencia académica en el país y un compromiso de forjar líderes para todas las disciplinas, con un alto índice de egresados que continúan estudios graduados y que se desempeñan en cuatro campos de forma mayoritaria: en las empresas privadas, en escenarios académicos, negocios propios y labores relacionadas a las comunidades, tanto en Puerto Rico como en los Estados Unidos. Así se revela en una Encuesta de percepción de Egresados titulada Escuela Secundaria UPR: un proyecto transformador, de los profesores: J. Abreu, M. C. Currás, I. Torres y M.G. Rosado (2016).
- ¿POR QUÉ PENDEMOS DE UN HILO?
Hablemos claro: a la UPR y al Recinto de Río Piedras le darán un machetazo para pagar la deuda sin auditar del Gobierno. El castigo a Río Piedras será contundente por ser históricamente el epicentro de la lucha estudiantil, precisamente por el nivel de conocimiento de la historia de Puerto Rico que tienen sus estudiantes, la conciencia de la necesidad de justicia social en la sociedad, la lucha contra el militarismo en otras décadas y los aumentos de los costos de estudio en las luchas más recientes, entre otras razones.
En esta ocasión, ¿cree alguien que sin lucha o defensa de esta centenaria institución que es la Escuela Secundaria de la UPR será una prioridad del recinto a la hora de los recortes presupuestarios? ¿Cree alguien que nuestra propia Facultad de Educación nos dará prioridad cuando sus programas y cursos se vean recortados dramáticamente? Difícilmente sea así. La lógica de este neoliberalismo feroz opera poniéndonos a pelear por las migajas de ese presupuesto que la Junta de Control Fiscal determine para la Universidad de Puerto Rico, con las leyes que se impongan por este mismo organismo sobre la Legislatura y los tribunales de justicia del país.
- ¿SALVEMOS LA ESCUELA CON UN PAGO DE MATRÍCULA? ENTONCES ¿SEREMOS OTRA ESCUELA PARA NIÑOS PUDIENTES SOLAMENTE?
Cada padre debe hacer un análisis comprensivo y abarcador de los costos de estudio de uno o más hijos en la Escuela Secundaria, es decir, la compra de libros y materiales, uniformes de Educación Física, seguros escolares y de deportes, cuota de clases y de actividades, la cuota institucional, la aportación a la Asociación de Padres y Maestros, sumado al medio de transporte que conlleve peajes, gasolina; internet, gastos relacionados a proyectos, y mucho más. Nuestra escuela no es gratuita como muchas veces se expresa. Hace unos tres años esta cifra rondaba los 1,100 dólares en 7mo grado y aumentaba la cantidad cada año. Desde la Ley 7 muchos padres y madres perdieron sus trabajos, se empobrecieron y la situación socioeconómica se agrava cuando crían personas retiradas, en ocasiones abuelos con sus reducidas pensiones, y madres jefas de hogar. Solo imaginemos el panorama de unos meses más cuando se inicie el proceso de cesantear más de 6 mil empleados públicos, y los de la misma UPR cesantee: los empleados por contrato…Las estadísticas económicas son claras: por cada empleo que se pierde en el sector público, se genera la pérdida de tres empleos en el sector privado. ¿Quién se siente seguro ahora? En la UPR no están seguros ni los empleados permanentes docentes o no docentes. Estamos bajo PROMESA, y no hay ley nacional que esté sobre aquella, ni siquiera la Constitución para protegernos, aunque sí apelan a ella los bonistas para que les paguen su deuda odiosa y sin auditar.
La realidad es que nuestra escuela tiene la riqueza de contar con estudiantes de diferentes estratos sociales que conviven, crecen y aprenden juntos, experiencia que les permite comprender la realidad diversa de nuestra sociedad. Muchos padres, estudiantes y maestros se han opuesto al pago de matrícula porque la tendencia común es aumentarla en proporción al aumento en el costo de vida, máxime en medio de la crisis que tenderá a encarecerlo todo. Este factor se une a otro evidente: perderemos de facto o paulatinamente a los estudiantes y compañeros de sus hijos que pertenecen a la clase asalariada sobre la cual caerá el peso de los nuevos impuestos. En este país, ni siquiera el gobierno tiene claro a cuánto subirá el costo de vida del puertorriqueño, por tanto, lo que creemos que podemos asumir como gasto hoy, quizás no sea posible en muy poco tiempo. Entonces, lo que debemos hacer es solidarizarnos con todos los que no podrán asumir esos aumentos de matrícula y, aunque usted sea pudiente y tenga las mejores intenciones de pagar matrícula por “salvar la escuela”, ampararse en la Constitución que la define como una escuela del estado y pública. La dirección correcta en nuestra lucha debe ser la defensa de la institución en su carácter público y que siga siendo parte de la UPR, de la Facultad de Educación y del Recinto de Río Piedras.
- NUESTRA ESCUELA ¿DUERME?
Los estudiantes del recinto de Río Piedras y de la Escuela Secundaria han demostrado un gran valor al asumir la defensa de la Universidad y del derecho a la educación accesible y de excelencia. Por el contrario, las reuniones de la Escuela Secundaria no se discute siquiera la situación de la reducción del presupuesto de la UPR y sus posibles consecuencias para la existencia misma de la escuela, tampoco se promueve la búsqueda de alternativas para salvar este proyecto educativo de forma proactiva y creativa. Los estudiantes del recinto llevan meses discutiendo, desde diferentes ángulos y disciplinas lo que implicarían las reducciones del presupuesto universitario. La falta de transparencia de las autoridades universitarias es alucinante. No sabemos a ciencia cierta qué se elimina, a quiénes desemplea, cómo queda la carga académica de los profesores (de 12 créditos a 15 o 18) y lo que ello implica para otros deberes como la investigación, divulgación y creación. Tampoco conocemos ni tenemos claro si se afectará nuestra cobertura de salud que hoy cobija a nuestras familias, si tendremos que aportar dinero de nuestros salarios para pagar el plan mes a mes que es , de hecho, una reducción de salario. Lo que es peor, no sabemos si afectarán nuestro sistema de retiro que es nuestro, de los empleados que hemos aportado por décadas. El panorama laboral de los docentes y demás empleados es incierto y la misma Alta Gerencia universitaria ha admitido que sería demoledora para la institución una reducción de más de un 40% de su presupuesto.
Entonces, nos preguntamos, ¿será conveniente en este momento hacernos de la vista larga y seguir trabajando como si el huracán tipo 5 no fuera a tocarnos, aunque estamos con su ojo encima? El silencio y la inacción, en tiempos como estos, es permiso para suprimirnos, es enajenación, complicidad o irresponsabilidad con un patrimonio de nuestro pueblo que permite la movilidad social y garantiza una educación de calidad más que probada.
Pendemos de un hilo, pero muchos apuestan a que no sucederá nada, y en el otro extremo, los pesimistas expresan que no podemos hacer nada. Para los más confiados y esperanzados que creen que la Justicia Divina lo arreglará todo, les recuerdo una enseñanza bíblica, si es que la alegoría del texto les apela: aquel simbólico día que un pelú sacó a los mercaderes del templo. Los pelús de hoy son los pelaos de mañana, los hijos del pueblo, los que no podrán pagar la educación o tendrán que pagar préstamos para poder hacer estudios graduados en los cuales no aplican las famosas becas. Son nuestros hijos que lo único que podrán hacer es exiliarse y pasaremos una vejez solitaria en un asilo de ancianos que se pague con fondos federales el cual será otro negocio lucrativo para los que diseñan nuestro despojo mientras los millonarios vienen con exenciones a comprar a precio de baratija nuestro patrimonio. No es justo, claro que no lo es.
Estamos a tiempo de proteger la educación pública de su privatización y de un proyecto de asimilación a la trágala, a tiempo de defender a la UPR que tanto le ha dado a la empresa privada o pública y a la sociedad puertorriqueña; a tiempo de proteger al Recinto de Río Piedras que es pilar en la educación del país y a la UHS que ha forjado líderes de pensamiento crítico y compromiso social en todas las disciplinas.
Debemos comprometernos primeramente con mantenernos informados, con universidad cerrada o abierta, comprometidos con nuestras acciones que trascienden el dar Me gustas o Likes en un botón de Facebook y asumir el deber ciudadano de informar a otros. Tenemos que contrarrestar esa prensa sin libertad que responde a la ideología del mercado, con la dictadura de los empresarios y de los ricos, la de los fotutos bien pagados por sus partidos en la radio y la prensa escrita, hijos del neoliberalismo criollo que nos despojará no solo del derecho a la educación sino de nuestros patrimonios tangibles e intangibles. Si la prensa no es justa, libre e imparcial y desinforma, se convierte, de facto, en adversaria de los intereses del pueblo. Los estudiantes lo saben y preparan desde sus portones la reactivación de sus propios medios de comunicación.
Estamos a tiempo…es la hora de la lucha informada y coordinada de todos los ciudadanos.
Estudiantes, padres, docentes, empleados, universitarios, pueblo puertorriqueño…este patrimonio es nuestro.