En una terraza en La Habana desde la que se vislumbra el malecón -el mar- , cuatro amigos se dan cita para celebrar la visita de uno de ellos después de dieciséis años de ausencia.
En una terraza en La Habana desde la que se vislumbra el malecón -el mar- , cuatro amigos se dan cita para celebrar la visita de uno de ellos después de dieciséis años de ausencia.
Hay tres cosas que deslumbran del filme. La cinematografía de Vittorio Storaro, el diseño de la producción de Santo Loquasto y el uso de la banda sonora por Allen.
Vale la pena señalar que la cinematografía de Joshua Reis, en su primer largometraje, es sobresaliente: límpida y clara, con un toque irónico que revela el mal gusto de los nuevos ricos.
El motivo de la trama es cómo se escapan y resuelven sus problemas. Dos horas para olvidarse de los nuestros es una de la razones para ir a ver esta estupenda diversión.
Por muchas razones se debe de ver este filme que no solo da qué pensar, sino que es hermoso, reconfortante y profundo.
l virus del Zika se descubrió en 1947. Después de esporádicamente causar enfermedad en África y Asia durante sesenta años, apareció en 2007 en la isla de Yap en Micronesia y se fue regando por las islas del Pacífico hasta […]
Al fin y al cabo, la película nos muestra la libertad de criterio del neoyorquino ante las situaciones más intensas y absurdas. Es lo que podríamos llamar “liberalismo-intelectual-chic”.
Es lo suficientemente divertida para ir a disipar por un par de horas la caótica situación de nuestro país, y para enseñarles a nuestros hijos y nietos la maldad del colonialismo, no importa dónde sea.
Las buenas intenciones de la película se pierden en su último tercio por la lentitud en establecer puntos de vista que vemos venir mucho antes de que ocurran.
Los personajes entran y salen de la película o desaparecen como el rey y sus funcionarios. No estamos seguros de qué se trata la película al fin y al cabo.
Hay más tiempo de filmación para saber que a Montez no le gustaba el café que para enterarnos cómo exactamente fue que logró llamar la atención y hacerse estrella.
Se le olvidó señalar a R. Rosselló que la mayoría de estas ideas recicladas han fracasado en el pasado y que el país necesita soluciones, no sueños de magia y palabras huecas.
Marnie Minervini (Susan Sarandon) ha perdido su marido italiano y presa de pena y de luto se muda a Los Ángeles para estar cerca de la hija Lori (Rose Byrne).
La Habana se detuvo en el tiempo lo suficiente para que este filme inseguro pero soportable pudiera filmarse allí como si Papa, Miss Mary y visitantes a Finca Vigía todavía anduvieran entre nosotros.
El cine, inspirado en el arte pictórico y la literatura, ha usado el espejo como parte de sus trucos artísticos o como artilugio de su trama.
El filme lleva el mensaje que nunca es tarde para sentir amor romántico ni para corregir estilos de vida. Lo hemos oído antes, pero no viendo a Sally Fields interpretándolo.
El filme también logra recordarnos que los alemanes durante el tiempo que duraron los juegos, adoraron al atleta negro y lo reconocieron como la sensación que era.
¿Cuándo ha de volver el personaje paradigmático de la femme fatal a la pantalla? Tal vez nunca, o solo en películas “retro”.
No hay nada que ocurre en el filme que no hayamos visto. Lo que sí es que la historia está contada con una sencillez absorbente y una ausencia de sentimentalismo barato que impresiona.
Este filme les mostrará que la moral puede ser violada con el minúsculo movimiento que se requiere para disparar un misil.
La influencia del pasado en la vida de los humanos es un tema común en ambas cintas y ese pasado al cual se refieren, no importa cuán distante, tiene el poder de desgarrar el presente.