Del Sueño de Justicia al Triunfo de la Codicia: Martin Luther King Jr. y Donald Trump

Dr. Martín Luther King. Sociólogo y pastor protestante. Su gran aporte fue sacar del templo la palabra de Jesús y llevarla a su semilla: la liberación humana.
Hoy fue un día preñado de ironías y contrastes. Si por un lado conmemoramos y celebramos la vida de Martin Luther King Jr., por otro lado se inauguró el presidente #47 de los Estados Unidos, Donald Trump.
El primero fue un profeta de los excluidos y desposeídos. Luchó contra el racismo y la segregación racial, así como organizó movimientos contra la guerra y el imperialismo. Martin Luther King Jr. se convirtió en un socialista afroestadounidense que llegó a ser un mártir de la justicia social.
Fue asesinado en el proceso de organización y concreción de una campaña a favor de la clase trabajadora y los pobres de su país, la «Poor People’s Campaign», que exigió la redistribución de la riqueza, la cual siempre se produjo social y colectivamente.
Su compromiso en contra del racismo, el colonialismo y el capitalismo, organizado bajo una estrategia de lucha de desobediencia civil no violenta (a través de marchas, boicots, campañas y múltiples resistencias y tipos de organización), significó una amenaza para el sistema.
Hoy, más que nunca, recordamos su legado radical y esperábamos que fuera luz de esperanza para todos. Martin Luther King Jr. dejó de ser solo un símbolo de inspiración para el pueblo afroestadounidense y sus luchas, para convertirse en una estrella de esperanza para las grandes mayorías del planeta.
Al otro extremo, Donald Trump se convirtió nuevamente en el presidente del país más poderoso del mundo, en términos militares y económicos (aunque en este último aspecto en proceso de decadencia).
Lo hizo con una clara agenda política de corte neofascista, informada por el racismo, el nacionalismo cristiano y el capitalismo más agresivo y ultraliberal (que recordó a la era de los Robber Barons al final del siglo XIX).
La mesa de la plutocracia estuvo servida, y en el ambiente hubo signos de destrucción junto a tambores de guerra.
Los billonarios y sus cosmovisiones vieron futuros en Marte y no en la Tierra; negaron el cambio climático y la existencia de la «sociedad». La justicia social fue una mala palabra para sus oídos, y prendieron vela al dios mercado, el cual, decían, se «autoregula» y garantiza la «libertad económica».
Su libertad económica fue nuestra esclavitud antisocial, de competencia feroz e individualismos insolidarios, en un planeta que pidió a gritos que nos reintegráramos a la red de la vida y haláramos el freno de emergencia para crear nuevos rumbos solidarios y ecosociales, en democracia.
El día de hoy nos exigió tomar partido.
¡Que viva la esperanza y el legado de Martin Luther King Jr.!