Para finales del 2012, a la Jurado 10 le tocó ser parte de un juicio. En ese proceso aprendió a sopesar evidencia, y a llegar a un veredicto que esté más allá de toda duda razonable.
Para finales del 2012, a la Jurado 10 le tocó ser parte de un juicio. En ese proceso aprendió a sopesar evidencia, y a llegar a un veredicto que esté más allá de toda duda razonable.
“Como los chinos”, me dijo Alexei. “Vamos lento, pero por ahí vamos”. En ese, como en tantos otros renglones de la vida cotidiana en Cuba, hay maneras de resolver “por la izquierda”.
Escucha la audio-crónica de Juliana Deguis Pierre, la mujer dominicana que fue a sacar su tarjeta de identidad un día y 10 años después se convirtió en una extranjera dentro de su propia patria.
Nunca deja de chocarme cuan inaccesibles quedan entre sí Miramar, Puerta de Tierra y el Condado. Son tres de los grandes bolsillos urbanos para peatones, pero es casi imposible caminar de Miramar a Puerta de Tierra, o de Puerta de Tierra al Condado.
Ni ron de autor, ni bebida pirata; lo que encontré fue una bebida que en sus mejores momentos se va de tú a tú con cualquier cordial.
En el fondo de cada gancho de caña queda la fragancia que deja esa puertorriqueñidad desinhibida. Al final lo que queda es una bebida nacional cuya única patria es la Navidad.
Alberto se alejaba de lo que realmente buscan muchos bebedores de caña. Ese sentido de puertorriqueñidad genuina que no se ajusta a ningún gobierno.
Sentí que la imagen de un pitorro prófugo y nacionalista se esfumaba entre nuevas contradicciones. El ron artesanal iba dejando atrás una parte de su existencia fugitiva.
Estaba convencido de que un vasito de pitorro era mucho más que eso, de que contenía algo fundamental que de alguna manera misteriosa capturaba la historia y la cultura.
Verlo trabajar, con el stylus que sirve de carboncillo de plástico sobre el papel digital que es la pantalla, puede ser revelador.