En Puerto Rico sí que hay ganas. El momento histórico lo exige, si es que vamos a rescatar algo de lo que nos están robando los banqueros y gobernantes. Este es el mundo.
En Puerto Rico sí que hay ganas. El momento histórico lo exige, si es que vamos a rescatar algo de lo que nos están robando los banqueros y gobernantes. Este es el mundo.
En un momento dado, mientras el más joven de los hombres agarraba las caderas de la chiquilla, el ave abrió grandes las alas.
Basta con visitar las egidas y los edificios de interés social para ver que existe una falta de compromiso en buscar que los residentes de estos espacios tengan verdadera calidad de vida.
El inventario urbano es un diagnóstico. Es como una visita al botiquín, al baúl o la calle, para reconocer qué tenemos, qué nos hace falta y qué nos dificulta llevar a cabo lo necesario y lo urgente.
Mi punto sería que aquí hay algo más, y que en esta temporada que abrió con el carcelero Oso y cierra con la Ley en Santurce, se barajean síntomas de fisura interna en los paradigmas de diseño.
Nunca deja de chocarme cuan inaccesibles quedan entre sí Miramar, Puerta de Tierra y el Condado. Son tres de los grandes bolsillos urbanos para peatones, pero es casi imposible caminar de Miramar a Puerta de Tierra, o de Puerta de Tierra al Condado.
En ese castillo se filmará en par de meses un episodio de «Game of Thrones», justo al lado del Archivo, un edificio en el cual alrededor de 50 investigadores llegan a diario a mirar, leer y transcribir documentos sobre la conquista y colonización de América.
Luego de la explosión en El Barrio de Nueva York, en las caras de todos los nuyorquinos había una expresión tipo “esto me pudo haber pasado a mí”.
Lalo camina y habla sobre la ciudad que nos mira y la ciudad que miramos, poniendo el acento en los detalles que sirven de metáfora para narrar nuestra realidad caribeña.
El libro intenta compartir los modos en los que miramos y pensamos desde la historia de la arquitectura lo que llamamos «patrimonio», al tiempo que invita a problematizar el concepto «patrimonial».
«Los pies de San Juan», como reflejo del cuerpo vivo de la ciudad, enseña a caminar y a ver de otra manera, a la vez que estamos en contacto con la historia del país, con esas marcas de los “que fueron y son”.
Mi punto es defender la supremacía de lo fantástico en la medición de aquello que contabilizamos como calidad de vida en la ciudad.
San Juan también tiene otros temas urgentes. Las investigaciones de corrupción y mala administración, la integración territorial y la migración de otro tipo, entre otros posibles.
Hace un tiempo me propuse iniciar una lectura de San Juan desde la perspectiva del caminante. Aunque no nos percatemos de ello, las ciudades se leen. Se leen y se escriben como un texto con códigos propios.
Hay tantas formas de ciudad que se nos hace muy difícil asirla sociológicamente, a menos que pensemos en el entorno urbano y suburbano como nuestra identidad citadina.
La ciudad imaginada por la población es fuente de inseguridad, nido de peligrosidad, evidencia del fracaso social; cualquier cosa menos un espacio de convergencia y pluralidad.
Un documental corto sobre los «wallpainters» en Nueva York, nos lleva a las vidas cotidianas de estos artistas que suben hasta lo alto de una medianera para pintar anuncios.