El ensayo modela una escritura rigurosa que, a la vez, invita a su lectura placentera y a la de los libros reseñados, especialmente «La expresión americana» de Lezama Lima.
El ensayo modela una escritura rigurosa que, a la vez, invita a su lectura placentera y a la de los libros reseñados, especialmente «La expresión americana» de Lezama Lima.
Un título llamativo y un tanto engañoso no impide reconocer en este libro un trabajo imprescindible para entender la presencia de mexicanos e hispanoamericanos en Estados Unidos.
¿Cuándo leemos un libro que compramos? Hay muchos que aguardan tranquilamente en las estanterías de mi biblioteca y no sé cuándo llegaré a leerlos. ¿Por qué los compro?
No cabe duda de que Lorca marcó profundamente a Amorim y mucho de lo que hizo después de conocerlo estuvo casi determinado por esa breve relación amorosa o sexual.
Tuscaloosa, Alabama, era para mí sólo un nombre, una remota y vaga imagen del Sur Profundo, como lo llamaba la hoy olvidada poeta española Concha Zardoya.
La búsqueda de cultura por las calles de la capital panameña revela una ciudad con grandes retos por superar. Al final aparece la figura de Carlos Endara, un gran artista latinoamericano.
El artista mexicano Rodolfo Morales trasnformó su pueblito de Ocotlán, remozó sus plazas y sus iglesias y estableció allí un estudio que era de todos. Rodolfo Morales es Ocotlán.
Si no hay una conmoción política o social, sólo el gran artista o el excelente historiador, que también lo es, pueden ver y apuntan a la caída de un Ícaro.
¿Cuál era esa placentera lengua oriental que empleaba la niña de la canción? Con esta duda ardiente en la mente fui donde mi madre y sin preámbulos explicativos le pregunté qué era el chino de placer.
De pronto aparecen tres mujeres que se sientan en la mesa de al lado. ¿Por qué demonios tienen que escoger precisamente esta mesa cuando todas las demás están vacías?
¿Tiene que trasformarse una draga mexicana, pongamos por caso, sólo en María Félix o sólo en Elizabeth Taylor? Las preguntas se pueden sintetizar en una: ¿Hay un “camp” latinoamericano y gay a la vez?
La ruta de la lancha de Cataño fue ese primer gran viaje con el que Barradas se maravillaba hasta que descubrió Europa en «Impresiones de un viaje» de Nilita Vientós Gastón.
Noemí, que quiere cambiarse el nombre a Naomi, como la Campbell, trata de ponerse de acuerdo con Hans, un cliente alemán en una esquina por donde pasa media humanidad.
Siempre que regresé a La Habana busqué a Pepe para compartir con él su pequeño mundo privado que tanto me agradaba. Y esa relación amistosa vino a matizar –si no a teñir– mi visión de La Habana.
José Emilio Pacheco sabe que “lo cursi es la elocuencia que se gasta” y sabe que su obra, como “todo poema es un ser vivo” que “envejece” y puede llegar a ser cursi “tarde o temprano”.
Cuando comenzaron a aparecer los “poemínimos” empezaron a aparecer las críticas y las burlas a estos poemas que algunos veían como meras expresiones del ingenio del poeta, meros chistes, textos sin relevancia.
Por medio de la poesía –en muchos casos, por su propia poesía– el poeta llega a apreciar la vida con tal intensidad que lo poético surge justa y precisamente en el momento mismo de contacto con otro mundo.
¿De qué santoral sacaron ese nombre? me pregunté– fue o tuvo que ser en Plural o Vuelta, las revistas que dirigía Octavio Paz y donde aparecían los poetas que comulgaban con sus teorías estéticas y visiones políticas.
En los últimos meses he tenido que repasar el canon poético mexicano del siglo XX. Una de las ideas que han surgido de mi relectura de la poesía de Pellicer es el juego entre lo público y lo privado.