Por ello fijo mis ojos en estos angustiosos momentos que vivimos. ¿Cómo hubieran pintado el horror nuestro de cada día estos artistas?
Por ello fijo mis ojos en estos angustiosos momentos que vivimos. ¿Cómo hubieran pintado el horror nuestro de cada día estos artistas?
Elizabeth Robles observa detenidamente las letras de Lorenzo Homar, pero su mirada es creativa y, por ello, de manera respetuosamente irreverente, rompe y transforma lo que originalmente fue duro y fijo.
El evidente interés de Núñez Negrón es ofrecer una amplia y detallada imagen de San Juan, particularmente del casco antiguo, de esa magnífica unidad urbana…
Su obra hasta ahora no ha sido estudiada de manera sistemática ni en su totalidad. Trato de ver aquí, algunas de sus estrategias poéticas para entender mejor al poeta en el contexto de nuestras letras en general.
Estas Crónicas de New York del autor chileno son reveladoras; son un tesoro para los que intentamos rastrear la presencia hispanoamericana en los Estados Unidos y para los que tratan de imaginarse esa comunidad.
Al leer San Juan gay… y ver cómo Laureano trata el caso de Ramonita Tirado pensé en las diferencias de su acercamiento y del mío.
La lectura de una selección de crónicas escritas en Nueva York por el escritor mexicano José Juan Tablada me hizo volver a pensar en el “Angelus Novus” de Klee.
La vida de Compostela (Francisco Vázquez Díaz) se puede dividir en tres periodos: España; campos de concentración de refugiados en Francia; y Puerto Rico. Entre nosotros creó lo más significativo de su producción.
Durante la visita a la exposición descubrí por qué me gusta tanto Burle Marx, su obra y su persona. Y la respuesta me la dio Macha Colón: Roberto Burle Marx está “jayao”.
En estas páginas apunto mi periplo personal acompañado de este científico que parece estar tan lejos de nosotros, pero que aunque no lo creamos, todavía está vivo y muy cerca.
Al leer el nuevo libro de Cisneros me sentí como en mi casa. Y creo que muchos lectores puertorriqueños se sentirán también en casa entre las páginas de A House of My Own…
¿En qué consiste el mérito de la obra narrativa de Sanabria Santaliz? Varias son sus contribuciones al género en Puerto Rico, pero aquí solo destacaré tres que me llaman particularmente la atención.
A Chapingo quise ir desde la primera vez que fui a México, pero me tomó varios viajes a ese país antes de alcanzar la añorada meta.
Las recordé vívidamente cuando leí el voluminoso libro de Gerardo Alberto Hernández Aponte que acaba de aparecer, El espiritismo en Puerto Rico, 1860-1907. No cabe duda de que éste es el mejor libro sobre el tema.
Cualquier estudiante de literatura o de historia latinoamericanas, al menos, habrá oído el nombre del barón Alexander von Humboldt (1769-1859) y hasta muy probablemente habrá leído algún texto suyo,
Pienso con tristeza en aquella mujer que vi una noche en un restaurante en la Zona Rosa declamando en alta voz sus sonetos, de los que oía solo el ritmo y la estructura, como si fuera –es que era– un sonsonete.
No cabe duda de que este es un artista de importancia en el arte cubano, un pintor esencial para el Caribe, para el arte latinoamericano en su totalidad, y hasta para el Tercer Mundo.
De “cisne, fénix, pájara pinta” se disfraza o se puede disfrazar la poesía. También se esconde en “miríadas de organismos luminiscentes” que son ángeles que solo unos pocos ven y en un desgarrador carajo.
Aunque ya sabía de ella como artista y maestra, solo fue cuando entré a su casa que pude entender el sentido de toda su labor. Ese ámbito mágico también me confirmó que ella, como Calderón, Shakespeare y La Lupe, sabía que el mundo es puro teatro.
Pero no pude resistir la tentación de escribirle una carta para hablar de las suyas. Una carta sobre cartas: juego de espejos que me ayuda a apuntar lo que quiero decirle.
No sé si en verdad podamos acercarnos a un texto, a cualquier texto, especialmente a un texto crítico y teórico como este, sin el condón de la teoría. Confieso que me parece que ese acercamiento totalmente “bareback” es imposible.