Este ensayo es la segunda parte de un comentario sobre el caso de la migración forzada de puertorriqueños a Hawai’i a principios del siglo veinte. La autora describe el proyecto foto-etnográfico de Frank Espada y un relato de Manuel Ramos Otero como dos modos de recuperar este capítulo de la experiencia diaspórica boricua en un contexto archipelágico.