En el Puerto Rico de hoy, somos muchos los que perdemos. Se pierden vidas, trabajos, pertenencias, salud, amores, oportunidades y confianza. Algunas de estas pérdidas desatan otras manifestaciones sociales que afectan la convivencia.
En el Puerto Rico de hoy, somos muchos los que perdemos. Se pierden vidas, trabajos, pertenencias, salud, amores, oportunidades y confianza. Algunas de estas pérdidas desatan otras manifestaciones sociales que afectan la convivencia.
Las recomendaciones del Comité merecen un cuidadoso estudio. No puedo resumir aquí todas esas recomendaciones pero cuando las leía a mi me me dio un tufo a búsqueda autoritaria de mayor control sobre la institución y sus miembros.
Pero, ¿hasta qué punto es aceptable o legítimo ficcionalizar la violencia extrema, el asesinato en masa? Lo que hace válida una narración sobre los campos de concentración, por ejemplo, ¿es su contenido o es quién la escribe?
Resulta que una brutal aceleración me zambulló en mi propio futuro, como si callera de clavado a un sueño. Me veía envejecer a las millas como en película acelerada, y juro haber escuchado hasta el “soundtrack”.
Traté mil veces de no mirarlo, de esquivarlo, admito que crucé la acera para evitarlo en muchas ocasiones, pretendí que no existía. “No le des chavos a los tecatos”, me había advertido una vecina viejosanjuanera, “sólo les colaboras con el vicio y la mala vida”…
En el contexto específico de la violencia por género o por orientación sexual es urgente que se discuta abiertamente cuan “tolerantes” podemos ser con la violencia y cuanto de nuestra propia homofobia, sexismo, poca autoestima y puritanismo trata de justificar esa violencia.
Para desbaratar la territorialización del narcotráfico, su enquistamiento en miles de comunidades y la imposición de sus eclécticos códigos de conducta, el Estado tiene que lograr una presencia que no sea ni exclusiva ni primordialmente policial.
La crisis económica actual no sólo ha incrementado las condiciones de pobreza extrema entre los sectores marginados y dependientes sino que ha desmantelado un escalafón de nuestra estructura social convirtiendo a la vieja clase media productiva en los nuevos pobres del País.
El problema real, el cual Mónica evita, es que el puertorriqueño no sabe quién es y cuando se percata que lo único que tiene que hacer es escoger quién demonios es, no logra decidir lo que es.
Celebrando un año de este invento, Peri me ha pedido unas palabras. Prefiero éstas: Los escritores de 80grados estamos interesados en escribir de manera oportuna, enfrentando y analizando las circunstancias cuando la situación se va calentando, con suficiente tiempo para actuar si […]
¿Quién se acuerda, sin embargo, de Rafael López Landrón? Alguna escuela hay, creo, que lleva su nombre. Quizá es mejor de ese modo: las conmemoraciones petrifican las ideas y la figura de López, puesta en el olvido, conserva por ello cierta frescura.
En esta lucha desesperada entre los republicanos para evitar la nominación de Romney hay una confrontación entre los evangélicos y los demagogos. ¿Quién crees que va a ganar?
La falta de producción local de alimentos de calidad tiene impactos negativos sobre los hábitos alimenticios de los puertorriqueños y por lo tanto, en la salud de la población. Cambiar eso está a nuestro alcance.
El problema principal con esta estrategia es que al atacar a los intermediarios, es altamente probable que el derecho se lleve enredada la actividad legal y protegida. Es utilizar una bazuca para matar un mosquito.
El amor se transforma en regocijo. El regocijo no es una alegría pasajera o la superación de la tristeza, es la beatitud del amor. He ahí la más noble aspiración. Emerge así una nueva trinidad nacida de aquella noble aspiración: la ecuanimidad, la compasión y la sabiduría.
De Landa es de los que asume la capacidad de agencia de entidades no orgánicas, no humanas o no trascendentales. Por eso es comparable a un chamán.
Hoy día, la máxima materialista del consumo de cualquier empresa con relación a su mercado es continuar hacia adelante, limitando la calidad en todo y, por supuesto, encareciéndolo.
Creo que nosotros estamos bastante bien. Los que están atrás son nuestros discursos. Pero como son tan reales, tenemos que transformarlos para que el resto de la existencia quiera acompañarnos.
Se ha interpretado que el gasto individual en las campañas políticas va por encima de, prácticamente, cualquier otro valor social. De esta forma los ricos y sus corporaciones pueden “invertir” en el proceso político sin limitaciones.
Mofarse de Maripily nos protege del duro reconocimiento de que Maripily somos todos, despreciarla nos protege de tener que reconocer que hemos trabajado nuestra propia y obscena incapacidad.
Esta isla articula una singular perspectiva a tomar en cuenta cada vez que se habla sobre cultura y política en el Caribe y Estados Unidos. Todo proyecto político de futuro deberá considerar eso.