El ELA es un habla; algo a que se alude en la conversación pero una vez se examina, no está. Es alternativa de status desconocida y a la vez tradición conocida, o un nombre que se le puso a una continuidad de lo existente.
El ELA es un habla; algo a que se alude en la conversación pero una vez se examina, no está. Es alternativa de status desconocida y a la vez tradición conocida, o un nombre que se le puso a una continuidad de lo existente.
La ciudadanía debe conocer sobre las implicaciones que han tenido las prácticas coloniales en nuestra Isla y cómo el mecanismo de Asamblea Constitucional de Estatus puede servir para que Puerto Rico se una al grupo de naciones independientes en el mundo.
Los imperios no “sueltan” sus colonias. No cabe la menor duda de que la política, la visión y el interés de los gobernantes gringos ha sido y es mantener el territorio, la colonia, el régimen de subordinación, si posible disfrazado pero también de forma cruda, de ser necesario.
No permitamos que este absurdo se perpetúe, continuemos luchando por la excarcelación de Oscar López Rivera. Son 34 años de largo e inmerecido encierro.
En Puerto Rico el poder se centraliza y dictamina lo que es real o marginal, sin embargo cunden la confusión y el desaliento.
Obligar a los seres humanos a extender la mano para pedir limosna es vivir de la desventura de otros. Desvergonzadamente, a eso se ha dedicado la clase política en Puerto Rico… ¡con sus excepciones!
En la vida puertorriqueña —personal y social— se ve una ambigüedad entre lo organizado y lo indisciplinado, lo dicho y lo callado, lo político y lo familiar, lo institucional y lo descreído, lo oficial y lo burlesco.
A fines del mes pasado, se reunió el Politburó del PPD en un hotel del Condado. Lo convocaba una encomienda trascendental: dotar de una definición creíble a esa criatura mitológica llamada ELA.
Invito a los soberanistas populares a enfocar su mensaje a partir de la soberanía, con sus ventajas para encaminar la economía hacia la sustentabilidad, una democracia participativa y abierta al mundo.
Lectura imprescindible para todo aquel que pretenda hacer una reflexión seria, no dogmática, de las implicaciones políticas, sociológicas, normativas e históricas de la imposición de la ciudadanía.
Pero las sombras de nuestras vidas permanecerán en la Universidad, en las aulas donde descubrimos la poesía o la célula, los crímenes de los conquistadores o las mentiras de nuestra familia.
Por primera vez en nuestra historia de Pueblo, si labramos un consenso nacional, con partido o sin partido, con líderes o sin ellos, seríamos por fin los dueños oficiales de nuestro propio territorio nacional.
De seguir la ruta que llevamos las empresas estadounidenses pronto nos controlarán total y permanentemente. Sería la culminación de la conquista que comenzó militarmente con la invasión de 1898.
Lo que es inherente al ser humano, debería ser natural para los pueblos pero no lo es, sobre todo, si los pueblos tienen la desgracia de formarse en un régimen colonial.
«Tarea impostergable de las mayorías populares es expulsar del gobierno a esta clase alta boricua en su conjunto».
Puerto Rico no solo importa el 80% de los alimentos que consume, sino también el 80% de la programación televisada y el 95% de las películas que vemos en el cine.
Solamente las fuerzas políticas que promuevan el ejercicio pleno de la soberanía de la nación puertorriqueña en sus dos dimensiones podrán descolonizarla.
Los que más preocupan son quienes dudan por completo de la capacidad de ellos mismos y de los demás puertorriqueños para superar el “miedo al cambio” o para vivir “sin las ayudas estadounidenses a las cuales estamos acostumbrados”.
Vivimos y morimos en el nursery con cara de niños grandes colonizados por consentimiento y creyéndonos felices.
Luego de 115 años como colonia y a 61 años del ELA, EEUU controla comercio, inmigración, correo, aduanas, espacio aéreo y costas, comunicaciones, seguridad, y nuestra entrada y salida del país.
Quiero dejar constancia de otro final más, el final de Puerto Rico. Un final inconcluso, si me lo permiten, porque no ha ocurrido todavía. Puede que nunca ocurra, o que solo sea una muerte parcial.