En Port Kembla, New South Wales, la comunidad desafía al propio aparato que los expulsa. Hablemos de la muerte como nuevo gran espacio de resistencia.
En Port Kembla, New South Wales, la comunidad desafía al propio aparato que los expulsa. Hablemos de la muerte como nuevo gran espacio de resistencia.
El capital es ciego ante sus contradicciones. No logra entenderse. Quienes podemos entenderlo somos nosotros y nosotras, los que sufrimos sus embates.
La crisis tiene sus raíces principales en la corrupción y la mala gobernanza de la kakistocracia y la plutocracia puertorriqueña. No en los pobres.
El gran reto político hoy es lograr que los representantes de Estados y corporaciones responsables de conjurar las crisis a escala global tomen las decisiones correctas. Reto difícil ya que sus intereses son la negación de los mencionados valores.
No podemos basar nuestra competitividad en la flexibilidad laboral, en la precarización del trabajo y en la austeridad fiscal. Debemos volver a la política de industrialización y empresas de innovación, invirtiendo en tecnología y educación, pero sin descuidar lo social.
Denunciar y eliminar la corrupción es importante para lograr crecimiento económico, para fomentar la inversión y reducir la desigualdad social. De lo contrario, la llaga cancerosa de la corrupción destruirá nuestra economía y los esfuerzos para salir hacia adelante.
El discurso que atribuye a los puertorriqueños los males del capitalismo y que culpa a todo el país por su crisis actual tiene el efecto de exculpar al capitalismo, exculpar a su estructura colonial y exculpar a sus gobernantes.
Europa necesita más unión política, pero esta vez para acabar con la competencia fiscal, para volver a disponer de instrumentos que permitan luchar contra la desigualdad.
Luchamos por un mundo opuesto al creado por el capital, las dictaduras y las intervenciones; y todas nuestras posiciones y actitudes deben responder a esa perspectiva.
El ataque frontal del capital financiero en contra del modelo social europeo se manifiesta en el debilitamiento de los instrumentos de defensa de las clases populares, tales como los sindicatos y los convenios colectivos, así como las instituciones democráticas.
En el Norte, el neoliberalismo impone la austeridad a las grandes mayorías. En el Sur, el neoliberalismo impone su avidez por los recursos naturales.
La crisis económica actual no sólo ha incrementado las condiciones de pobreza extrema entre los sectores marginados y dependientes sino que ha desmantelado un escalafón de nuestra estructura social convirtiendo a la vieja clase media productiva en los nuevos pobres del País.
Asistimos a una etapa en la historia del capitalismo en la que el ideario de beneficencia y sociabilidad que se pretendió construir entre 1950 a 1980 se ha esfumado,
El neoliberalismo golpea la clase media profesional y trabajadora, a quienes el Estado no valora, ni mucho menos compensa, por mantenerse en la esfera productiva. Estos son nuestros nuevos pobres.
Sin una reforma en profundidad de su visión del mundo, de sus métodos de acción y de sus medios de funcionamiento, la socialdemocracia corre el riesgo de seguir perdiendo apoyo en el Viejo Continente.
El conocido economista apunta a la enorme desigualdad social que se vive en Estados Unidos, mientras la retórica partidista distrae la atención pública de ese hecho cada vez más escandaloso.
La sustancia de la crisis está predominantemente focalizada en las políticas económicas que se han ido impulsando en la Isla durante los últimos 20 años y que, al igual que en Estados Unidos y otros países del globo, han echado por la borda el paradigma del empleo estable.
El autor hace un recorrido por el intenso debate teórico que ha tenido lugar en las últimas semanas en torno a la universidad, los intelectuales y derechos sociales, entre otros temas.
La implantación de medidas “cautelares” para paliar la alegada crisis económica de la Universidad de Puerto Rico (UPR) ha sido el detonante de la incertidumbre, el desconcierto y el agobio colectivo que se ventila al interior de nuestra comunidad académica. […]