Hace falta estudiar cuidadosamente el modelo económico del sudeste asiático para ver cuáles serían las posibilidades y consecuencias (ventajosas y desventajosas) de su aplicación en Puerto Rico.
Hace falta estudiar cuidadosamente el modelo económico del sudeste asiático para ver cuáles serían las posibilidades y consecuencias (ventajosas y desventajosas) de su aplicación en Puerto Rico.
De seguir la ruta que llevamos las empresas estadounidenses pronto nos controlarán total y permanentemente. Sería la culminación de la conquista que comenzó militarmente con la invasión de 1898.
A lo largo de muchos años en Puerto Rico ha ido surgiendo un pensamiento económico alternativo que no ha tenido espacio para demostrar su capacidad de cambiar el curso de la historia del país.
Creo que el futuro económico de Puerto Rico debe montarse en un trípode: economía de la salud, economía de la cultura, y economía de infraestructura y ambiente.
La crisis me enseñó que nuestra tierra es generosa, que la felicidad no está en las cosas y que la mejor inversión económica que uno hace es el dinero que uno se gasta en los puertorriqueños.
El discurso que atribuye a los puertorriqueños los males del capitalismo y que culpa a todo el país por su crisis actual tiene el efecto de exculpar al capitalismo, exculpar a su estructura colonial y exculpar a sus gobernantes.
El 2014 se vislumbra como un año de conflictos sociales, de decisiones difíciles, de convulsiones económicas y políticas, posiblemente de sangre en las calles.
El reto es entender el cambio de paradigma económico-empresarial global, identificar oportunidades y desarrollar la agilidad y creatividad para responder a los nuevos retos.
Si la persona lectora saca cuenta, con $11 al día sabrá que si paga la comida, no puede pagar el alquiler de su casa, la luz, el agua y otros artículos como efectos escolares o efectos del hogar. ¿Carro y gasolina? Ni pensarlo.
Honestamente no conozco a nadie que quiera de veras de veras destruir lo que queda del ICP. Algunos por respeto, otros por pura indiferencia. Otros, los más cínicos, están dispuestos a envolvérselos en papel de regalo.
La implicación para Puerto Rico de los tratados de libre comercio es que se podría reducir la capacidad del gobierno para estimular la economía a través de contratos que favorezcan a empresas e industrias puertorriqueñas.
Catalá lo retrata con bastante claridad, tanto en sus manifestaciones de genuino respeto a los puertorriqueños como en sus rasgos antipáticos de “enviado imperial”.
Se popularizó la cultura del tumbe. El maldito tumbe. Se perdió la ética en el trabajo y se generalizó la búsqueda racional de la eficiencia en la trampa.
El país tiene que ser repensado y superado dentro de otros límites económicos, políticos, científicos, tecnológicos, en fin, con coordenadas de libertad.
Que el gobierno quiera que paguemos nosotros (los que no somos banqueros ni bonistas), la quiebra que causaron los banqueros, es una movida antidemocrática. Los bancos deben asumir la pérdida y no el gobierno.
La voluntad política para atender el problema de modelo de desarrollo ha brillado por su ausencia entre los gobernadores. Esperemos, por el futuro de Puerto Rico, que la nueva administración la tenga.
La solución de los problemas sociales tendrá que surgir del intercambio de experiencias e ideas de amplios sectores sociales. Esta columna tiene el propósito de aportar ideas para la búsqueda de soluciones.
Es probable que el nuevo gobierno tendrá que aplicar nuevamente medidas de austeridad, simplemente para evitar que la situación fiscal se salga de control a comienzos del nuevo cuatrienio. Eso nos podría empujar otra vez a una recesión.
En Puerto Rico nos han convencido de que vivimos de la dadivosa intervención de los EE.UU. ¿Pero en qué se basa esto?