En abril de 2016 el Claustro de Río Piedras acogió un informe de un comité especial que establece un diagnóstico básico para el futuro de la Universidad de Puerto Rico. Hoy es más pertinente que nunca.
En abril de 2016 el Claustro de Río Piedras acogió un informe de un comité especial que establece un diagnóstico básico para el futuro de la Universidad de Puerto Rico. Hoy es más pertinente que nunca.
Son tareas urgentes de nuestras universidades. Se ha escrito mucho. Corresponde a las generaciones del presente dar cauce y fortaleza a los proyectos nacional y universitario.
No se trata de una celebración nostálgica de exalumnos de clases graduandas. La Huelga Universitaria de 1973 es importante estudiarla por las grandes lecciones que ella arroja.
La democracia universitaria es débil, pero por qué a nombre de una “democracia superior” se desprecia la discusión de asuntos universitarios entre los y las colegas.
Es hora de exigir una reforma universitaria que nos salvaguarde de los males vividos y que coloque a la UPR en manos de los universitarios, fiscalizada, claro está, por quienes tienen el deber de exigirle que cumpla con su función social.
La reforma universitaria se trata de un compromiso moral con el pueblo y requiere de una genuina voluntad política para hacerlo valer. Valga este escrito como emplazamiento al nuevo Gobierno.
De estas múltiples vertientes de reforma, en el crisol del debate constructivo y respetando la diversidad de ideas, debe resultar un consenso.
Como hemos señalado una y otra vez, la Universidad se encuentra amenazada por una serie de poderes internos y externos y estos poderes externos tienen su correspondencia interna.
El autor destaca los logros de la UPR y defiende la investigación como norte de la universidad aunque difiere del método propuesto por el comité del gobernador Luis Fortuño.
Miles de personas han inundado las calles de Valencia, una vez más, para mostrar su rechazo absoluto a los recortes económicos que está efectuando el gobierno.
La propuesta del Comité intensificará la proletarización, puesto que promete la presencia en la UPR de un creciente número de profesores por contrato y sin permanencia. He ahí el crecimiento del “profetariado”.
Las recomendaciones del Comité merecen un cuidadoso estudio. No puedo resumir aquí todas esas recomendaciones pero cuando las leía a mi me me dio un tufo a búsqueda autoritaria de mayor control sobre la institución y sus miembros.
La clave en estos procesos de gestión del cambio es encontrar los horizontes de sentido que conectan -subterráneamente- las diferentes experiencias que se van suscitando en todos lados, sin comando central.
«¿Qué quiere decir fungir como docentes? Primero, reconocer que es indispensable que nuestros posicionamientos surjan de un análisis autónomo en tanto sector universitario singular.»